TRES CLAVES PARA LA SOBREVIVENCIA DE LOS MEDIOS EN LA ERA DE LA RED, EL CHAT GPT Y LA IA
Competir con altos estándares de periodismo, negociar en conjunto con las grandes plataformas tecnológicas y legislaciones nacionales y regionales que establezcan un pago justo de los grandes de Internet por el uso lucrativo que le dan al trabajo de los periodistas y los medios de comunicación.
Esos son tres aspectos claves para dar viabilidad económica a los medios de comunicación, que son los que pagan los sueldos a los periodistas que crean los contenidos de alto valor mientras que las plataformas tecnológicas son las que se llevan las ganancias de ese trabajo profesional.
Son las principales conclusiones que arrojó el primer webinar organizado por EditoRed. La exposición estuvo a cargo de Florian Nehm, el responsable de Asuntos Públicos del grupo alemán Axel Springer, impulsor de acciones tendientes a dar sostenibilidad económica a los medios de comunciación.
En el encuentro virtual,desarrollado este lunes 16 de octubre de 2023, participaron editores de medios de comunicación europeos y latinoamericanos.
EL PROBLEMA
Las grandes plataformas de Internet (Google, Meta, X, entre otras) atraen a sus consumidores, en buena medida, con la información periodística creada por las salas de redacción. Desarrollan negocios con ese trabajo profesional sin compensar económicamente a sus creadores. Así, la sostenibilidad de los medios periodísticos se ha puesto en serio riesgo. No la de unos en particular, sino la de todos.
Por eso, dice Nehm, el lema, el objetivo que están persiguiendo diversas asociaciones de editores es “conseguir la viabilidad económica para que se puedan sostener una diversidad de ofertas periodísticas, fundamental para la democracia”.
PRIMERA CLAVE: EL PERIODISMO PROFESIONAL Y DIVERSO SIGUE SIENDO FUNDAMENTAL
“Sería terrible que subsistan pocos medios”, dice Nehm. Que haya “desiertos de noticias”. “La competencia hace que se corrijan errores, que se completen los enfoques. A los periodistas no les gusta quedarse con información incompleta o que no sea verídica; saben que nadie tiene la verdad final y buscan más fuentes y más noticias. Eso es fundamental para le democracia”.
La lucha insiste, es lograr que “nuestra competencia pueda seguir siendo nuestra competencia”.
Para favorecer esa dinámica hacen falta regulaciones, dijo Nehm. Se requiere leyes para frenar lo que en general se puede llamar piratería, que consiste en que otros medios o modernos sistemas informáticos usen o copien para su beneficio el contenido creado por periodistas remunerados por sus casas editoriales.
SEGUNDA CLAVE: TENER LEYES MODERNAS
“Lo que queremos”, dijo Nehm, “es que una parte equitativa de las ganancias que las plataformas consiguen con nuestros contenidos, producidos con nuestros salarios, nos sea concedida, bajo protección legal, con leyes modernas, estables y efectivas, para que los medios sean sostenibles de manera independiente y la democracia no sufra”.
En América Latina no hay experiencias de regulaciones que se encarguen de proteger el pago por el contenido periodístico en la era de los poderosos motores de búsqueda.
En Europa, explicó Nehm, sí hay experiencias, aunque, en general, son tareas sin terminar.
La Directiva Europea sobre Copyright, por ejemplo, no logra establecerse por completo. Empezó en 2010 con una legislación en Alemania, luego siguió una en España. Después, la acogió la Comisión Europea, pero la pandemia del COVID-19 retrasó su implementación en la Unión. Polonia aún no la ha implementado. “Pero es una regulación débil”, comenta Nehm.
La Unión también expidió la Ley de Servicios Digitales que, entre otras cosas, obliga a las redes sociales a un control efectivo para que no se publique información falsa.
El ejemplo de Australia y Canadá
Australia ha tomado una fuerte iniciativa legal desde el 2020. Es distinta a la europea, que según Nehm tiene una fuerza más clara. Y que ha dado buenos resultados, aunque todavía no los ideales.
Se trata del Código de Negociación de Medios de Noticias y Plataformas Digitales de Australia que, según sus impulsores ha facilitado que las empresas de medios australianas negocien en términos más equitativos con las plataformas digitales dominantes.
Según un reporte, el Código ha hecho posible que Google y Facebook paguen más de 200 millones de dólares australianos anualmente a empresas de medios de noticias, grandes, medianas y pequeñas.
Aquí puede conocer lo que se consideran los ocho puntos clave de esa ley. También resumen de lo que en ella se establece. Detalles sobre la Ley los encuentra aquí.
Ahora mismo, contó Nehm, las tecnológicas apuntan su capacidad de amedrentamiento contra una ley canadiense, que está luchando por ser implementada. Se trata de la Ley C-18, que obliga a las plataformas como Google y Facebook a pagar a los medios de comunicación por incluir su contenido en sus servicios. La Ley generó fuertes reacciones de ambas plataformas, que amenazan con no mostrar los enlaces noticiosos a sus usuarios en Canadá. Aquí puede ver, por ejemplo, la reacción de Google.
En EEUU no hay un panorama favorable para iniciativas de este tipo, debido a hay una ley que prohíbe a los medios negociar en conjunto porque se considera que hay peligro de monopolio.
Una ley sobre la IA
Europa está preparando una directiva sobre Inteligencia Artificial, pero que por ahora solo propone regular el “output”, lo que ya sale al público, para una especie de control de riesgos.
Las asociaciones europeas de editores buscan que se incluyan elementos del “input”, es decir, que se establezcan las condiciones que debe cumplir quien use Inteligencia Artificial Generativa, los requeririmientos de transparencia que debe observar el sector de la economía digital. “Pero aún no lo hemos logrado”, reconoce Nehm, quien espera que elementos como estos puedan ser incluidos durante la presidencia temporal de España en el Consejo Europeo.
“Los editores se han esforzado en la tarea de idear argumentaciones para incluir esos aspectos en la nueva directiva. Independientemente de si logramos que se los considere o no en el texto final, será importante el ejercicio mental y de coalición que se ha generado de cara a las leyes que se vienen”, explicó Nehm.
Y una nueva oportunidad no está muy lejos. En 2026 deberá darse, por mandato legal, una revisión de la Directiva de Propiedad Intelectual.
Un llamado a Latinoamérica
Ni Europa ni Australia ni Canadá pueden lograr por sí solas los cambios legales que permitan la sostenibilidad de los medios. “Necesitamos unirnos y necesitamos la acción de la sociedad hispana y brasileña”, dijo Nehm. Juntos, expresó, formamos el grupo de países con cultura democrática más grande que queda en el mundo, más allá de los vaivenes políticos. “Es la región que contiene los valores de la libertad, que son la base para la prensa libre y para que funcione su viabilidad económica”. Los medios de Latinoamérica deben “subirse las mangas”, graficó, y trabajar denodadamente para conseguir mejores condiciones que permitan su funcionamiento a largo plazo.
TERCERA CLAVE: NEGOCIAR EN CONJUNTO
Las plataformas teconológicas, dice Nehm, han actuado para dividir a editores, que no han unido esfuerzos para mejorar su capacidad de negociación.
Propone por eso que los medios refuercen sus organizaciones, asociaciones, federaciones y que en grupo negocien mejores condiciones con las grandes tecnológicas que se enriquecen con el trabajo periodístico ajeno.
“Lo ideal es conseguir la obligatoriedad de sociedad de gestión”, asegura Nehm. Es decir, que la negociación conjunta sea obligatoria. Eso implica algo que es difícil todavía de lograr: que los medios renuncien a su libertad de negociar individualmente. “Ese es un proceso todavía muy lento”, aceptó.
Pero espera que las organizaciones de medios, también las de los periodistas, gestionen con las legislaturas y gobiernos de sus países o sus regiones para promover leyes que logren hacer justicia en este campo.
¿HAY ESPACIO PARA EL OPTIMISMO?
Nehm contó un reciente caso que conoció: empresarios del campo energético de Sudamérica acudieron a una pequeña empresa europea que desarrolla Inteligencia Artificial. Buscaban un sistema automático que revise lo que en EEUU, Europa y Asia se publica sobre el mercado hidrocarburífero, en medios de comunicación y en investigaciones científicas. Y que eso se convierta en un informe que permita a la empresa el análisis permanente de las condiciones de ese mercado.
Ese es, normalmente, el trabajo que hacían oficinas de comunicación y monitoreo de las empresas, para lo que requerían una gran cantidad de personas, que entregaban informes semanales. Esta Inteligencia Artifical es capaz de “escanear” toda esa información a nivel mundial y emitir informes cada 10 minutos.
Pero para que esa IA funcione requiera que primero exista esa información confiable, verificada y contrastada, que es la que producen los medios de comunicación especializados.
Es ahí donde pueden haber convergencias para el trabajo conjunto y conjuntamente remunerado, en reconocimiento del aporte esencial que hacen las casas editoriales para la toma de decisiones de corporaciones de ese tipo.
Nehm, entonces, hizo énfasis en el mensaje que el Grupo Axel Springer está difundiendo a través de su ejecutivo principal, Mathias Döpfner: no temer ni rechazar a la Inteligencia Artificial o a los generadores automáticos de contenidos (como Chat GPT). Más bien, hay que aprovecharlos para que se encarguen de las tareas repetitivas, para que los editores y periodistas se concentren en el elemento crucial de su profesión: la investigación profunda, la búsqueda de temas y enfoques nuevos, el lado humano de las noticias frías, algo que no puede hacer un robot.
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