EL INFORME SOBRE 2024 DEL CONSEJO EUROPEO PRONOSTICA UN AÑO DE INCERTIDUMBRES SIN PRECEDENTES
2024 será un año de incertidumbre sin precedentes creado por: un orden global que se debilita, transiciones económicas y elecciones críticas en todo el mundo. El Equipo de Análisis e Investigación (ART) del Consejo Europeo de la UE, ha realizado su cuarto informe titulado “Forward Look 2024”, para ayudar a gestionar esas incertidumbres.
Respecto a los riesgos que fomentan la incertidumbre, el análisis señala en primer lugar una economía global en transición, cuyos factores determinantes son: que están cambiando los patrones comerciales; el fin del dinero barato; los costes del cambio climático; las cadenas de suministro vulnerables; los desafíos de la eliminación de riesgos y la fragmentación geoeconómica. El segundo riesgo es el debilitamiento de la estructura global mundial por: la fragmentación global; el estallido de conflictos congelados; los retos para las grandes potencias y el ascenso de las potencias medias. Y, por último, señala que estamos en un año electoral clave: más de la mitad de la población mundial va a votar este año y hay elecciones en países muy importantes; existe riesgo de interferencia extranjera en los comicios; las campañas electorales serán muy polarizadas y hay riesgo de cambios en políticas clave.
SITUACIÓN DE CONTEXTO
El futuro siempre es incierto, pero el año 2024 viene cargado de incertidumbres, más de lo que le debería corresponder a lo normal. Los próximos doce meses serán claves para determinar el contexto político a largo plazo, tanto dentro como fuera de Europa y, por tanto, será fundamental para el trabajo del Consejo Europeo.
En la UE, 2024 estará marcado por elecciones y cambio institucional. Junto con un gran número de elecciones en todo el mundo, entre ellas las presidenciales de EE.UU., ambos se verán afectados y contribuirán a la incertidumbre global. Si bien el momento de las elecciones es en gran medida predeterminado, el contexto en el que tienen lugar no lo es. La invasión rusa de Ucrania en 2022 y el estallido de la guerra de este año en el Medio Oriente son hechos sintomáticos de un vuelco de una situación geopolítica mundial.
Es evidente que esos acontecimientos han provocado que estemos en un mundo fragmentado. Al mismo tiempo, vemos desafíos a nuestros sistemas económicos. Esto se debe en parte a que a nivel mundial la fragmentación ha provocado una ruptura de la confianza mutua y también por la acumulación de demandas de presupuestos nacionales, todo ello en el contexto de presión incesante impulsada por la urgente necesidad de abordar el cambio climático.
Esta acumulación de incertidumbres podría conducir a la conclusión de que cualquier ejercicio de intentar mirar hacia el futuro corre el riesgo de ser inútil. La alternativa es, por supuesto, dimitir y llevar a cabo políticas de manera totalmente reactiva, dejando que los acontecimientos dicten nuestra agenda.
El informe atribuye la incertidumbre que dominará el año 2024 a tres factores clave: desorden global, economía cambiante y los numerosos e importantes elecciones que se van a celebrar en todo el mundo.
FRAGMENTACIÓN GLOBAL
La fragmentación global es una de las tendencias más amplias que es clave para comprender nuestro futuro a largo plazo. Ahora vemos que no sólo estamos avanzando hacia una economía más fragmentada y multipolar mundial, sino que, además, los principales “polos” de los países emergentes les resulta difícil retener su poder de atracción y cumplir su papel tradicional de crear un nuevo orden internacional. El sistema multilateral existente está luchando por hacer frente a la situación y seguir siendo relevante. Las crisis geopolíticas observadas en los últimos años son a la vez un síntoma y un factor que contribuye a esta tendencia, que esperamos ver aún con más fuerza en 2024 debido a los acontecimientos internos en las grandes potencias.
La economía global está experimentando actualmente cambios importantes. Nuestra primera mirada hacia el futuro ya describió la evolución de los modelos económicos como tendencia crítica a largo plazo. Pero, actualmente, estamos en una transición, una fase en la que los viejos modelos están cada vez más siendo cuestionados y revelándose como insostenibles, mientras que las alternativas todavía tienen que tomar forma, pues, lo nuevo aún no se ha establecido como un sistema más estable.
Los economistas a menudo no han estado de acuerdo en sus análisis y previsiones, pero el importante y creciente nivel de divergencia en las expectativas de los pronosticadores para 2024 es una señal de incertidumbre fundamental.
En el contexto de esta volátil situación global, tanto política como económicamente, el año 2024 también será un año crucial para las elecciones en todo el mundo. Cerca de la mitad de la población adulta del mundo irá a las urnas durante el año. Las elecciones mismas son puntos fijos en el panorama político y son, por supuesto, una parte vital del proceso democrático. Pero constituyen un punto de incertidumbre, incluso en los mejores tiempos, al menos en la medida en que perturban la continuidad del gobierno. Al mismo tiempo, las campañas electorales pueden por sí mismas tener un impacto en el panorama político y económico más amplio e incluso pueden exponer y aumentar las tensiones sociales. Este riesgo es mayor en el contexto actual de creciente polarización política y retroceso democrático.
En términos más generales, nos enfrentamos a una hostilidad activa hacia la democracia. La injerencia extranjera y el uso malicioso de la Inteligencia Artificial, que logra difundir desinformación, agrava la situación y los riesgos no podrían ser más altos, en un momento en el que lo que está en juego es el sistema político a largo plazo – del futuro de la transición verde a la de la democracia misma –.
CONCLUSIONES
«Los riesgos y las oportunidades pueden ser dos caras de la misma moneda, pero no son simplemente una cuestión de azar. La diferencia entre riesgo y oportunidad depende en gran medida de la voluntad política y el liderazgo. 2024 será un año de importantes incógnitas, pero habrá un amplio margen para que la UE influya y dé forma a sus resultados. La capacidad de actuar proactivamente para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades serán la definición misma de liderazgo en el próximo año, y esta responsabilidad recaerá en el Consejo Europeo principalmente», concluye el informe.
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Esta noticia fue publicada originalmente en Aquí Europa, con cuya autorización la reproducimos.