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LA PRIMERA MUJER PRESIDENTA EN LA HISTORIA DE MÉXICO TOMA EL PODER. ¿CONQUISTARÁ LA RESTAURACIÓN DE LA DEMOCRACIA?​

MACIEJ STASIŃSKI

LA PRIMERA MUJER PRESIDENTA EN LA HISTORIA DE MÉXICO TOMA EL PODER. ¿CONQUISTARÁ LA RESTAURACIÓN DE LA DEMOCRACIA?

Publicado en Gazeta Wyborcza (Polonia)

Claudia Sheinbaum es la primera mujer que ocupa la presidencia de México. Por desgracia, su predecesor deja a su país maltrecho, dividido y al borde de la crisis.

Presidentes y primeros ministros de decenas de países con los que México mantiene relaciones diplomáticas acudieron el martes, 1 de octubre de 2024, a la capital mexicana para la toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum.

El presidente ruso Vladimir Putin, procesado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra, no aceptó la invitación. No se arriesgó a viajar, a pesar de que México se ha negado oficialmente a permitir que Ucrania detenga al dirigente ruso en caso de que comparezca (a pesar de ser miembro signatario de la CPI).

¿CUÁL SERÁ  LA POLÍTICA EXTERIOR?

La invitación de Putin, los dictadores de Cuba, Nicaragua o Venezuela a la ceremonia, y la omisión del rey Felipe VI de España, de quien México espera una disculpa por su conquista hace 500 años, ilustra la torcida política exterior de México bajo el predecesor y durante mucho tiempo promotor y protector del nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador.

México nunca ha condenado a Rusia por su ataque a Ucrania. También apoya continuamente (con dinero y políticamente) la dictadura comunista en Cuba y la tiranía de Daniel Ortega en Nicaragua.

Contrario a la mayoría de los países occidentales y latinoamericanos, López Obrador tampoco ha condenado al régimen de Nicolás Maduro por su descarado «robo» de las elecciones de julio en Venezuela y su persecución a la oposición, que ganó arrasadoramente esos comicios.

México está unido a EE.UU. y Canadá por la mayor zona de libre comercio del mundo, el TLCAN, con un volumen de negocio de más de 855.000 millones de dólares al año. El 88% de las exportaciones mexicanas se dirigen a Estados Unidos, y casi la mitad del PIB de México corresponde al comercio del TLCAN. Sin embargo, los aliados favoritos de México no son las democracias occidentales, sino potencias antioccidentales como China, o dictaduras como Rusia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.

EL PRESIDENTE SALIENTE FRACASA EN LA LUCHA CONTRA LAS BANDAS

El presidente saliente deja a su sucesor un país en graves apuros. En sus seis años en el poder, a pesar de sus solemnes promesas, no ha conseguido frenar la guerra de los cárteles de la droga, que lleva 20 años desatada, ni mantener a salvo a los mexicanos.

En México mueren 200.000 personas al año en asesinatos y tiroteos, más que con gobiernos anteriores, y las bandas de bandidos, especialmente Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, se reparten el territorio mexicano como si fueran estados poderosos y aterrorizan a la población.

En una reciente rueda de prensa, López Obrador apeló impotente a la moderación de los bandidos que se asesinan entre sí a plena luz del día en Culiacán, cuando ya han caído acribilladas más de 20 personas: “Que busquen otras formas para que no se mate a gente inocente, para que no sufra la población civil”, dijo a los atónitos periodistas.

López Obrador tampoco ha logrado frenar el creciente contrabando de drogas de México a Estados Unidos, incluido el cada vez más mortífero fentanilo, que los bandidos importan de China o sintetizan a partir de ingredientes importados en laboratorios secretos.

La magnitud del fracaso para frenar a las bandas queda subrayada por el hecho de que reinan a pesar de que el presidente ha enviado contra ellas al ejército, al que ha dado mucho dinero y un poder casi ilimitado, convirtiéndolo en superpolicía estatal, administrador de aduanas y constructor de puertos y aeropuertos.

La dependencia del poder estatal del ejército también impidió que el presidente, en contra de sus promesas a las angustiadas familias, explicara el secuestro y la masacre de 43 escolares en Iguala en 2014. De hecho, pruebas circunstanciales apuntaban a la complicidad de los militares en el crimen. Capturar y castigar a los autores estaba, por tanto, fuera de toda discusión.

TRÁGICA REFORMA SANITARIA, DINERO GASTADO EN  INVERSIONES BIZANTINAS

Claudia Sheinbaum también tomará las riendas del devastado sistema sanitario de su predecesor. López Obrador abolió en 2019 el antiguo Seguro Popular, basado en una red de aseguradoras estatales, y lo centralizó en el nuevo Instituto Federal de Salud para la Prosperidad (Insabi).

Se suponía que el nuevo sistema también cubriría a los ciudadanos mexicanos que trabajan en la economía informal (el 56% de todos los empleados), anteriormente privados de atención médica pública, pero tuvo el efecto contrario.

Hoy, según los expertos científicos, hay unos 20 millones más de mexicanos privados de atención que antes de la reforma, es decir, no 30 sino más de 50 millones de personas. Como resultado de los cambios, el sistema de vacunación infantil, entre otros, ha caído (6 millones no han sido vacunados contra diversas enfermedades). Más del 90% de los enfermos de cáncer no reciben tratamiento.

A la ineptitud y lentitud del presidente para decir tonterías sobre la pandemia del coronavirus, similar a la de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, también se le atribuye parte del saldo fatal de 800.000 muertos por el COVID-19.

El presidente también ha desmantelado decenas de instituciones que conforman el sistema de política social y prevención de desastres naturales y las ha sustituido por dádivas en efectivo dirigidas a ciudadanos individuales y grupos sociales a cambio de lealtad política.

Ha gastado unos 24.000 millones de dólares en inversiones públicas bizantinas, como el «Tren Maya», que destruye la naturaleza de Yucatán, o aeropuertos y refinerías que no está claro si se pondrán en marcha ni cuándo. La ejecución de las inversiones se encomendó a los militares.

Durante este tiempo, el déficit público de México aumentó del 2 al 7% del PIB.

López Obrador también exterminó a los medios de comunicación independientes, suprimió las críticas al gobierno en los medios públicos o dependientes de subvenciones estatales, y sólo invitó a las ruedas de prensa diarias convocadas al filo del amanecer a periodistas obedientes, a los que instruyó sobre qué y cómo escribir sobre el gobierno y sus méritos.

En la recta final de su sexenio, López Obrador llevó a cabo una drástica «reforma» del sistema de justicia, que pretendía ser «popular» y «democrática». Como resultado, varios miles de jueces de distintos niveles perderán su empleo y los nuevos serán elegidos por sufragio universal, en el que lo que cuenta no son los diplomas, títulos y experiencia, sino la popularidad y la lealtad al servicio de la nación.

El partido presidencial Morena, en el poder, tiene mayoría en las dos cámaras del parlamento y poder en 24 de los 32 estados de México. Fue creado y liderado por López Obrador.

EL PRESIDENTE SALIENTE HA ENTERRADO LA DEMOCRACIA. ¿CONSEGUIRÁ SHEINBAUM  RECONSTRUIRLA?

La presidenta Claudia Sheinbaum, nieta de intelectuales judíos refugiados de Lituania y Bulgaria, física licenciada en ingeniería y doctora por Berkeley en EE UU y la UNAM en México, con formación académica, parece lo contrario de su predecesor, un demagogo carismático y populista.

Hasta ahora ha sido su fiel subordinada y seguidora, apoyando todos sus proyectos, pero ahora tiene que lidiar con la fatal herencia que le ha dejado el «Mesías Tropical», como llama a López Obrador el eminente historiador e intelectual Enrique Krauze.

En contra de su propia profecía de que su gobierno sería una eterna «Cuarta Transformación» en nombre y para el bien del pueblo (tras la Independencia, la Reforma Liberal de mediados del siglo XIX y la Revolución Mexicana de 1910-1918), López Obrador deja a Sheinbaum un país maltrecho, dividido y al borde de la crisis.

Según Krauze y muchos otros, el presidente saliente ha enterrado la joven y frágil democracia mexicana que llegó hace 25 años tras 70 años de «dictadura perfecta», como llamó el escritor Mario Vargas Llosa al régimen monopartidista del Partido Revolucionario Institucional.

La pregunta cardinal que se plantean casi todos los historiadores y columnistas es si la nueva presidenta conquistará la restauración de la democracia. Si es así, tendrá que empezar por liberarse de la tutela de su predecesor, a cuya sombra hizo su carrera política y gracias al cual llegó a la presidencia.

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MACIEJ STRASIŃSKI, periodista polaco, es editor Internacional del diario Gazeta Wyborcza y miembro de EditoRed.

Este artículo se publicó originalmente en polaco en el diario Gazeta Wyborcza, con cuya autorización reproducimos aquí.

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