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PARADOJA VALENCIANA​

PEDRO ARAÚJO

PARADOJA VALENCIANA

No deja de ser paradójico que en tiempos caracterizados por el individualismo asistamos a una enorme ola de solidaridad con las poblaciones valencianas.

Le pregunté a mi amigo Alberto Barciela, empresario e intelectual gallego, cómo explicar esta aparente contradicción entre las corrientes de egoísmo, llenas de ética individual miope, y la ayuda que efectivamente se ha prestado a la comunidad valenciana sobre el terreno. “En todos nosotros existe una voluntad de supervivencia (…), que se ha acentuado con la evolución global aparentemente ‘dessocializante’, donde predomina el ejercicio del individuo. Sin embargo, de la misma necesidad de justificarnos, de la búsqueda de la salvación individual, persona por persona, surge también la necesidad de ser solidarios con los demás. No tendría sentido nacer para estar solo”, respondió.

Los muertos en Gaza o Beirut valen tanto como los que perecieron en la tragedia valenciana, aquí junto a Portugal. Sin embargo, los vecinos, cercanos o lejanos de las víctimas, acudieron en masa al auténtico cementerio creado por las fuerzas de la naturaleza, paradójicamente provocadas por la negligencia humana al permitir que aumentara la temperatura de los océanos. 
 
Las autoridades valencianas demostraron una doble lentitud: primero, a la hora de alertar a la población, para que pudiera proteger vidas y bienes; por otro, en la reacción ante la ayuda desinteresada ofrecida por miles de ciudadanos. Tanto es así, que las citadas autoridades pidieron a los voluntarios que regresaran a sus casas o, al menos, que no se desplazaran en coche, ya que estaban impidiendo el acceso a los recursos de emergencia. Curiosamente, los desastres climáticos cercanos nos humanizan más que las guerras mortales seguidas a distancia, en la televisión o en los periódicos.

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Pedro Araújo es editor ejecutivo del Jornal de Notícias. 

Este artículo fue publicado originalmente en el diario portugués Jornal de Notícias, con cuya autorización se reproduce aquí. 

En este enlace puede revisar el texto original en portugués. 

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