TRUMP NO ALUDE A LA UE EN SU INVESTIDURA Y PONE EN JAQUE LA POLÍTICA COMERCIAL TRANSATLÁNTICA
Por Julio García / Aquí Europa
Aunque Trump no mencionó directamente a la UE en su discurso, sus políticas comerciales y energéticas podrían afectar las relaciones con Europa. La UE ha manifestado su intención de colaborar con Estados Unidos, pero también ha mostrado preocupación por posibles medidas unilaterales que puedan impactar negativamente en las relaciones comerciales y económicas entre ambas partes
Durante su discurso, el presidente de EE.UU anunció la creación de un «servicio de ingresos externos» para imponer aranceles a países extranjeros, con el objetivo de enriquecer a los ciudadanos estadounidenses. Además, expresó su intención de utilizar los recursos energéticos de Estados Unidos para reducir precios y exportar energía a nivel mundial.
La UE ya ha manifestado su intención de colaborar con Estados Unidos, pero también ha mostrado su preocupación por posibles medidas unilaterales que puedan impactar negativamente en las relaciones comerciales y económicas entre ambas partes.
Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, ha recordado a Funds Society que la nueva administración no puede dirigirse a los países de la Unión Europea individualmente, ya que la política comercial se establece a nivel general dado que el bloque es también una unión aduanera.
“Así pues, si se imponen aranceles, se impondrán a todas las mercancías procedentes de la UE”, asegura. Por lo tanto, unos aranceles más selectivos y un enfoque más gradual en la imposición de aranceles adicionales, tiene más sentido si uno de los objetivos es extraer concesiones de los socios comerciales.
El experto señala como principales objetivos de la política arancelaria estadounidense a los sectores automovilístico –“en parte porque la UE impone actualmente más tasas a las importaciones de coches estadounidenses que viceversa”-, junto con los sectores químico y de maquinaria. Estos tres amplios sectores representan en conjunto casi el 70% del comercio transatlántico, según el experto.
Por países, Alemania, en particular, “se verá muy afectada”: el déficit comercial bilateral de Estados Unidos con Alemania es uno de los mayores después de China, México y Vietnam. “En realidad, España importa un poco más de Estados Unidos de lo que exporta, pero dada la importancia del sector del automóvil para su economía y su integración con la cadena de suministro automovilística alemana, también se verá perjudicada por el aumento de los aranceles estadounidenses”, asegura.
Asimismo, en términos más generales, las economías pequeñas con una elevada proporción de comercio en el PIB, como Suiza, Suecia y Noruega, se verán más afectadas por el aumento de las tensiones comerciales mundiales y una posible guerra comercial, a juicio de Olszyna-Marzys.
Mientras, Daniel Karnaus, gestor de carteras de Vontobel, opina que el impacto del aumento de los aranceles “podría pasar de negativo a positivo, dependiendo de su alcance, de la secuencia de su aplicación y de si surge o incluso se intensifica una disputa «ojo por ojo» entre Estados Unidos y sus socios comerciales”.
En este punto, Karnaus explica que la hipótesis generalizada de que el aumento de los aranceles genera más ingresos públicos, lo que se traduce en una reducción de la deuda, no está respaldada por pruebas históricas. En definitiva, considera que la política comercial de Trump afectaría negativamente a la confianza en el sector manufacturero, “especialmente en Alemania e Italia, que son más vulnerables a un shock de demanda derivado de los aranceles estadounidenses”.
Nabil Milali, gestor de multiactivos y Overlay en Edmond de Rothschild AM, es consciente de que todas las empresas europeas que generen una gran parte de sus ventas en Estados Unidos están expuestas al riesgo de aranceles, “en particular en los sectores del automóvil, los bienes de lujo y la alimentación y las bebidas”.
No obstante, el experto matiza que muchas empresas han establecido centros de producción en Estados Unidos en los últimos años, tanto durante el primer mandato de Trump como desde que la administración Biden introdujo subvenciones muy atractivas, “lo que debería limitar el impacto de los aranceles sobre ellas”.
REPRESALIAS DE LA UE
Pero Milali también observa que, aunque Europa dice que está mejor preparada esta vez para negociar con Trump, “ya ha preparado una lista de productos estadounidenses que podrían gravarse en represalia si Trump cumple sus amenazas”, si bien puntualiza que “la balanza de poder parece desequilibrada, y las tensiones comerciales con Estados Unidos pesarán sobre la confianza y el crecimiento europeos”.
La posibilidad de que la UE tome represalias es clara. Este es el supuesto que baraja Martin Wolburg, economista senior en Generali AM, parte de Generali Investments, que en su escenario base -que contempla una aplicación moderada y gradual de aranceles-, prevé que “la UE tome represalias de forma comedida”. La razón es que los aranceles sobre el petróleo, principal producto de importación de la UE procedente de Estados Unidos, “acabarían perjudicando a la economía nacional, ya que el margen de sustitución es limitado”.
También le parece más probable que responda de forma comedida “apuntando a productos específicos que no son clave para la UE, en los que podrían intervenir proveedores alternativos y en los que Estados Unidos tiene un superávit comercial”.
Eso sí, tiene claro que si la Administración Trump cumple plenamente sus promesas, “la UE no tendrá más remedio que reaccionar con contundencia”, de tal manera, que “podría aumentar sus aranceles sobre todas las exportaciones de Estados Unidos al mismo nivel que los aranceles estadounidenses, excepto para los productos identificados como cruciales.
Más concretamente, Olszyna-Marzys cree que Europa podría adoptar varias medidas de represalia, además de subida de aranceles a sectores políticamente sensibles como la agricultura. Así, no descarta que la UE desafíe a Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio (OMC) o que se proteja contra el comercio desviado de otros países como China y colaborar con aliados como Japón, Corea del Sur y Canadá “para tener una mano negociadora más fuerte con Trump”.
ESPAÑA
La subida de los aranceles anunciada por Donald Trump perjudicará especialmente a Estados Unidos. Así lo prevén los cálculos del Banco de España que limitan a un alza de una décima en la inflación las consecuencias de esos aranceles sobre la economía española, según informa la Cadena Ser.
El Banco de España ha simulado el impacto de la subida de aranceles de Donald Trump en tres escenarios: sin respuesta de los afectados; con una respuesta que sube de vuelta los aranceles al mismo nivel que Trump y una tercera con más aranceles a China son superiores a los del resto del mundo.
Y en los tres, el resultado es el mismo: la economía de Estados Unidos será la más perjudicada tanto en forma de más inflación como en forma de menos crecimiento. Dependiendo del supuesto, la inflación subirá entre 0,6 y 1,6 puntos más de lo previsto en Estados Unidos; y su PIB crecerá entre 0,4 y 1,2 puntos menos en el primer año.
En la zona euro, el impacto también será significativo: con un crecimiento entre 0,2 y 0,4 décimas más débil y una inflación que subiría una décima por encima de lo previsto. Pero los menores vínculos comerciales de Estados Unidos con España harán que el impacto aquí de los aranceles, que afectaría principalmente al sector agroalimentario, sea muy limitada. El Banco de España lo calcula en una décima menos de crecimiento y una décima más de inflación
Pero si hubo un decreto que sorprendió a la gran parte de Europa, fue la salida inmediata de Estados Unidos de los acuerdos climáticos de la cumbre de París.
Estados Unidos, avanzó en el decreto, “dejará de pagar miles de millones de dólares”. Además del decreto de renuncia al acuerdo, rubricó un segundo documento para comunicar a Naciones Unidas el fin de la unión al grupo de presión medioambiental.
En su anterior mandato (2017-2021), Donald Trump ya retiró a su país del pacto y desdeñó la lucha internacional contra el cambio climático, un problema que este político pone en duda de forma habitual.
De hecho, en ese mismo documento de prioridades su equipo promete acabar con lo que llaman “políticas de extremismo climático de Biden”. Nada más aterrizar en la Casa Blanca, Trump firmó una batería de órdenes ejecutivas, entre las que figura la retirada del Acuerdo de París.
Por el Acuerdo de París, los países firmantes deben reportar sus emisiones ante la ONU y presentar planes de recorte de sus gases. Este año los casi 200 firmantes de París deben poner sobre la mesa sus nuevos planes y la Administración demócrata en funciones comunicó hace una semana un programa en el que prometía que Estados Unidos reduciría sus emisiones de efecto invernadero entre un 61% y un 66% en 2035 partiendo de los niveles de 2005.
La salida del Acuerdo de París supondrá que EE UU ya no se sienta concernido por esas promesas de recorte. Y algunos expertos temen que eso pueda reducir la presión sobre otros grandes contaminantes, como China, para que asuman compromisos mayores.
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