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LA POLARIZACIÓN DESAFÍA A ECUADOR EN LA SEGUNDA VUELTA

LA POLARIZACIÓN DESAFÍA A ECUADOR EN LA SEGUNDA VUELTA

Más allá de la estadística, lo que emerge es un nuevo reacomodo de fuerzas políticas en Ecuador.

De El Comercio (Ecuador)

Los resultados de la primera vuelta presidencial han dejado un mensaje claro y contundente: Ecuador está políticamente partido en dos. Con dos finalistas que superaron el 40% de los votos y que ahora se enfrentarán en una segunda vuelta, el país entra en una nueva fase de incertidumbre. Nunca antes un balotaje había reunido a dos candidatos con un apoyo tan amplio y, al mismo tiempo, con un rechazo igualmente significativo.

Los números no mienten. La participación electoral en este 9 de febrero de 2025 se mantuvo en niveles similares a los de 2023, que tuvo un 83% de los votantes que acudieron a las urnas. Sin embargo, más allá de la estadística, lo que emerge es un nuevo reacomodo de fuerzas políticas. La derecha ha cambiado de rostro, el correísmo ha consolidado su base y, en paralelo, ha surgido un voto antisistema representado por los seguidores de Leonidas Iza, que no pasa del 5%.

Este escenario plantea desafíos profundos para el futuro del país. La segunda vuelta, pactada para el próximo 13 de abril de 2025, no será solo una batalla electoral entre dos candidatos, sino un termómetro de la capacidad de Ecuador para superar su propia fractura política. El nuevo gobierno, independientemente de quién lo encabece, deberá gobernar para todos, no solo para quienes lo llevaron al poder. Pero ¿será posible?

La historia reciente nos dice que la tentación de gobernar desde la trinchera ha sido más fuerte que el llamado a la unidad. Y, sin unidad, el país difícilmente podrá enfrentar la crisis económica y social que se avecina.

La democracia es, por definición, el gobierno de las mayorías, pero también debe ser la garantía de los derechos de las minorías. En Ecuador, la paradoja de esta elección radica en que los finalistas, pese a su amplio respaldo, también enfrentarán un alto nivel de rechazo. Esa realidad debería obligar a ambos a moderar sus discursos y construir puentes, en lugar de profundizar la grieta que divide al país. Sin embargo, los antecedentes no invitan al optimismo.

En este punto, la pregunta no es solo quién ganará la segunda vuelta, sino si quien asuma la Presidencia podrá, efectivamente, gobernar. Porque ganar una elección con el país partido en dos no es lo mismo que lograr la gobernabilidad. Y Ecuador necesita, con urgencia, gobernabilidad.

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Este editorial fue publicado originalmente en El Comercio, de Ecuador, con cuya autorización reproducimos en este espacio. 

Si desea publicarlo, por favor, cite su origen y haga un enlace a https://www.elcomercio.com/ 

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