PABLO VACA
¿CORRUPCIÓN MATA BAJA INFLACIÓN? MILEI ANTE EL ESPEJO DE MENEM
¿CORRUPCIÓN MATA BAJA INFLACIÓN? MILEI ANTE EL ESPEJO DE MENEM

Publicado en Clarín
Con el escándalo de los audios, el Gobierno aparece envuelto por un clima similar al que atravesó el menemismo en los 90: la Convertibilidad le hizo ganar elecciones, pero casos como el Yomagate agrietaron gravemente su imagen.
Hace rato que Javier Milei propala que “Carlos Menem fue el mejor presidente de la historia”. Lo hacía en 2020, cuando aún era apenas un “polémico economista”, y también lo hizo ya sentado en la Rosada: en mayo de 2024 encabezó el acto de colocación del busto del exmandatario en el Hall de Honor de la Casa de Gobierno, al cumplirse 35 años de las elecciones que lo consagraron Jefe de Estado por primera vez.
Podría pensarse que ese es el espejo en el que se mira el libertario a la hora de imaginar su legado.
Debería entonces observar con atención y prestar cuidado a la película entera, sin poner el foco solamente en las escenas que le gustan. Es lo mismo que le sucede al gobernar: cuida al detalle las cuestiones económicas, pero delega -lo aburren- asuntos igualmente importantes, como el armado político, el accionar de los servicios de inteligencia o el diálogo con la oposición en el Congreso.
Porque durante el gobierno de Menem pasaron cosas llamativamente similares al proceso libertario. Sólo que ahora sucedieron en apenas dos años, mientras que aquel jefe peronista las experimentó a lo largo de casi una década. Puede que los tiempos sean más rápidos hoy en cualquier aspecto. O tal vez el fenómeno responda a la característica mileísta de circular siempre con el acelerador a fondo.
El apellido Menem es el vínculo explícito entre una época y la otra. Los Menem actuales, Martín y Lule, son los protagonistas: este último quedó involucrado en el escándalo por presunta corrupción desatado a partir de los audios atribuidos a Diego Spagnuolo, el eyectado jefe de la Agencia Nacional de Discapacidad, en los cuales se señala a la mano derecha de Karina Milei como receptor de coimas provenientes de una droguería.
La duda cruel para el Gobierno es cuánto puede afectar este cisne negro -que se suma a la masacre provocada por el fentanilo contaminado y reaviva el caso $Libra- el desempeño electoral libertario en octubre. Creían que sería un paseo, fundamentalmente por la baja de la inflación y un dólar estable. Pero ahora el ruido político rebota y el panorama económico aparece incierto. ¿Corrupción mata baja inflación?
Vale la pena recordar qué pasó en los 90. Carlos Menem -con quien Milei comparte una conexión directa con la gente a la que no todos los políticos acceden- sufrió primero la corrupción que el éxito en la gestión económica.
Menem obtuvo fácil la reeleción en 1995 de la mano de la Convertibilidad, pero los escándalos de corrupción fueron agrietando su imagen. Foto Archivo ClarínMenem obtuvo fácil la reeleción en 1995 de la mano de la Convertibilidad, pero los escándalos de corrupción fueron agrietando su imagen.
El Swiftgate estalló en enero de 1991. Era una denuncia, avalada por el embajador Terence Todman, por pedidos de coimas al frigorífico estadounidense Swift que le pegaba a Emir Yoma, cuñado del presidente, que terminó renunciando a su puesto de asesor de Menem. También renunció Erman González, ministro de Economía, quien cedió su lugar el 1° de marzo a Domingo Cavallo, que venía de ser canciller.
La corrupción dio otro zarpazo enseguida: el 7 de marzo se abrió una denuncia por lavado de dinero del narcotráfico que se hizo popular como Yomagate. En este caso los principales involucrados eran Amira Yoma, otra cuñada del presidente, que también tenía el puesto de asesora, y su marido, Ibrahim al Ibrahim, un sirio que no hablaba español al que habían puesto a manejar la Aduana de Ezeiza.
En abril, Cavallo lanzó el Plan Convertibilidad.
La estabilidad duró años y Menem ganó caminando la reelección en 1995, reforma constitucional de por medio.
Sin embargo, a la recesión y el desempleo, que fueron aumentando, se sumó poco a poco cada vez más ruido proveniente de las denuncias de corrupción. María Julia, Alderete, IBM-Banco Nación y el contrabando de armas a Ecuador son algunos de los escándalos de la época.
“Robo para la Corona” fue el signo de los tiempos. Y Menem terminó como sinónimo de mano en la lata.
En el caso de Milei, encima, la sospecha de coima pega justo en el núcleo de su discurso: anticasta es anticorrupción y hasta sus seguidores más fieles escuchan con mala cara los audios que se suceden.
El Presidente no tiene mucho margen para hacerse el distraído. Sea una operación o no, si ladra, tiene cuatro patas y mueve la cola…
Menem sigue en el espejo.