LOS ESPAÑOLES QUIEREN FRENAR, PERO NO LOS POPULISTAS DE DERECHA

Publicado por Die Welt, de Alemania

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En tan solo unas pocas décadas, España se ha transformado de una dictadura clerical en una de las sociedades más liberales de Europa. La elección actual ha demostrado que los ciudadanos ahora quieren un descanso en la modernización. Sin embargo, han rechazado el populismo de derecha.

Por ese momento de la noche, toda España celebró. Porque todos habían ganado de alguna manera o al menos decían haber ganado: el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el aspirante de los conservadores, Alberto Núñez Feijoo. Uno no había perdido tanto como temía, el otro había ganado tanto como esperaba. Pero quién gobernará España en el futuro está completamente abierto.
Solo los populistas de derecha del partido Vox perdieron claramente . Entonces, ¿no se produjo el giro a la derecha del que tanto se habló en el período previo a las elecciones? ¿Sigue siendo España uno de los pocos países, en Europa, en el mundo, que todavía parece inmune al fenómeno? Esta historia se queda corta.

De hecho, mucho de lo observado en España en los últimos meses recuerda a uno de los relatos históricos más estables del país: el de las «dos Españas», la nación dividida y desgarrada.

Lo que parece aplicarse hoy a muchos países como descripción sociopolítica del estado de cosas ha acompañado a España durante décadas. Superar esta división fue uno de los mayores logros de la transición a la democracia.
Hay razones suficientes para la incertidumbre actual: una larga y severa crisis económica, que muchos españoles vivieron como traumática, la escalada del conflicto por la comunidad autónoma de Cataluña, que dio un impulso al nacionalismo español, numerosos escándalos de corrupción. Y, sí, eso también: fuerzas progresistas de izquierda cuyas reivindicaciones empezaban a desbordar a algunos españoles.

UNA DE LAS SOCIEDADES MÁS LIBERALES DE EUROPA
España ha pasado de ser un país profundamente católico, de una dictadura clerical a una de las sociedades más liberales de Europa, a una velocidad vertiginosa. El deseo de un poco menos agitado está ahí, esto también lo demuestra el resultado de la elección.
Pero lo que también muestra: no al precio del populismo de derecha. El hecho de que ese fuera también el cálculo del socialista de turno Sánchez , que hizo campaña principalmente por miedo, no lo hace menos cierto.

Pero muestra dónde radica parte del problema: todas las partes han librado una batalla contra las demás en las últimas semanas, en las que apenas quedan rastros de argumentos de fondo. Palabras drásticas y acusaciones de mentira salieron fácilmente de sus labios. Descartan la tolerancia.

Incluso con el apoyo de los populistas de derecha, el PP conservador no podrá gobernar, aunque ganó las elecciones. El PSOE socialista tendría -presumiblemente- que hacer concesiones a los separatistas. Los españoles no eligieron eso. El drama de una eterna fase de identificación amenaza nuevamente, en el peor de los casos nuevas elecciones.
Ahora los dos partidos principales tienen una opción: trabajar juntos para formar el gobierno que sea, o continuar por el camino de la irreconciliabilidad.