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ASOCIACIÓN DE EDITORES DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE LA UE Y AMÉRICA LATINA

LOS PRESIDENTES DE EUROPA Y AMÉRICA LATINA DECIDEN MIGRAR

CARLOS MORA

LOS PRESIDENTES DE EUROPA Y AMÉRICA LATINA DECIDEN MIGRAR

Es, creo yo, el acuerdo más importante de la cumbre UE-CELAC, que concluyó en Bruselas, este 18 de julio de 2023: los presidentes de Europa, América Latina y Caribe han decidido migrar.

Esa migración, en realidad, ya empezó. Primero, tras ocho años de relaciones a larga distancia, acordaron moverse hasta Bruselas y verse frente a frente, con sus coincidencias profundas y con sus grandes diferencias.

Los temas actuales de la guerra en Ucrania, las sanciones a Venezuela, y hasta los temas de más larga data como los de las Islas Malvinas / Falkland (escrito así, con esa barra intermedia en la declaratoria final), el embargo a Cuba y la barbarie de la esclavitud trasatlántica significaron dificultades a la hora de redactar una declaración conjunta. Pero, asimismo, los asuntos sobre comercio justo, alianza para el desarrollo digital, lucha contra las drogas, inversiones para el cuidado del planeta, seguridad alimentaria y el uso de energías renovables tuvieron mayor fluidez y se llegaron a importantes acuerdos.

Se destacan los avances en la renovación de los tratados de la Unión Europea (UE) con México y Chile y mejores perspectivas para llegar a un acuerdo con Mercosur. Fueron importantes los memorándums de entendimiento con El Salvador, Honduras y Ecuador.

Ciertamente, se podía esperar que ante hechos tan graves como la guerra en Ucrania, en la declaración final hubiera una posición común más firme de condena a Rusia, algo que se volvió inviable por la posición de países latinos, especialmente de Nicaragua, Cuba y Venezuela, más alineados con Moscú. Pero esa misma profunda controversia remarca el momento histórico en el que se desenvuelve el mundo, con otras grandes fuerzas influyendo decisivamente en las relaciones entre países y entre bloques de países, en el devenir humano, en general; una realidad que hay que entender y afrontar, según el parecer de cada quien, pero no negarla ni reducirla a simples desprecios.

Y por eso mismo, por esas profundas diferencias entre algunos países respecto de su posición geopolítica, es tan importante la decisión tomada en la Cumbre de que los presidentes sigan migrando. Me refiero a que los jefes de estado acordaron retomar estos encuentros de manera bianual, como era el plan original, allá en el 2012. Ya se tejen hasta las posibles sedes de ese nuevo encuentro, esta vez en América Latina: Colombia o Panamá.

Porque es mejor volverse a reunir, migrar de nuevo, moverse otra vez en dos años, no solo para verificar los avances de los acuerdos sino también para que los líderes y las lideresas afronten sus controversias sentados a una mesa y no en tarimas electorales o, peor, encima de tanques de guerra.

QUE LA MIGRACIÓN HAGA SU MAGIA

Ahora bien, ¿hay forma de garantizar que los acuerdos alcanzados cobren forma, tomen fuerza, se vuelvan irrevocables? Veo una manera efectiva para eso. Y no, no pasa por la unificación ideológica de los gobiernos de ambas regiones. Pasa por dejar que la migración haga su magia.

Que no solo los presidentes sean los que migren, se muevan, con facilidad. Lo verdaderamente importante es que las sociedades lo hagan. El verdadero motor del mundo no es el dinero ni el mercado ni la tecnología, es la migración, el factor decisivo sin el cual ni el mercado ni el dinero ni la tecnología hubiesen sido posibles.

Piensen en cualquier hecho trascendental, dramático o glorioso, de la historia humana. Desde los ancestros africanos viajando hacia otras tierras hasta los viajes espaciales. Todo tiene que ver con sociedades o personas moviéndose, migrando.

Por poner ejemplo: Huayna Cápac consolidó la expansión del imperio inca cuando hizo de Quito, donde vivió largas temporadas, otro centro político, además de Cuzco, donde había crecido. El dinero empezó a gestarse hacia el 1.500 AC para facilitar el intercambio de marcaderías entre poblaciones. El cristianismo empezó a convertirse en una religión poderosa cuando Pablo la llevó más allá de los confines de Judea. La historia del planeta cambió cuando Colón insistió en moverse por nuevas rutas marítimas. Einsten transformó la física y, colateralmente, la tecnología, cuando en 1905, publicó su teoría de la relatividad en Berna (Suiza), a 365 km de donde había nacido (Ulm, Alemania); terminó aportando todavía más a la ciencia muy lejos de ahí, en Princeton (EE.UU). Piense en los músicos, en los pintores, en los escritores… sus grandes contribuciones ocurrieron no solo cuando migraron sino, creo yo, porque migraron.

La misma Unión Europea es resultado de las migraciones. Un gran primer paso, ciertamente, fue el Acuerdo del Carbón y el Acero, de 1951, el primer mecanismo de regualción supranacional, en ese momento, entre seis países. Pero el elemento clave que impulsó decisivamente la formación de la Unión fue el Tratado de Roma, de 1957, que permitía la libre movilización de personas, mercancías y capitales. Fue el hecho de que la gente pudiera moverse libremente entre los países (que ahora suman 27), que pudiera ser contratada o que pudiera invertir en cualquiera de esas naciones sin mayores trabas, lo que hizo posible una verdadera y poderosa integración. Así, en 2002, el euro no nació para integrar a Europa, nació para facilitar y hacer más justa esa integración que se venía dando a nivel social, empresarial e institucional desde muchos años atrás. Viabilizar la migración es la clave.

La experiencia de integración más antigua de América Latina es la Comnunidad Andina de Naciones, vigente desde 1969. Con sus limitaciones y fallas, ha logrado mantenerse gracias, en buena medida, a que las personas que habitan en los países que la conforman pueden movilizarse libremente por ellos, lo cual da sustento a actividades como el comercio, el turismo y la industria.

Por eso es importante que la migración, en el sentido más amplio del término, sea un elemento clave en los actuales y futuros debates sobre la relación de la UE, América Latina y Caribe. La discusión debe ir más allá de poner trabas a la emigración irregular de lado y lado; más bien, debe ocuparse, especialmente, de facilitar e incentivar los movimientos ordenados y de mútiple propósito de las personas. Las visas que aún se imponen sobre nueve países latinoamericanos frenan los mutuos beneficios que la migración tiene para aportar a los dos continentes.

Es importantísimo que los presidentes migren y se encuentren. Pero es mucho más importante y trascendente que los estudiantes, los trabajadores, los artistas, los científicos, los inversionistas, los empresarios, los ingenieros, los deportistas… se muevan más libremente por cuaquier país de América y de Europa. Dejen que la migración haga su magia.

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