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TRAS LA INCURSIÓN DE DRONES RUSOS EN POLONIA: HAY BUENAS Y MALAS NOTICIAS​

TRAS LA INCURSIÓN DE DRONES RUSOS EN POLONIA: HAY BUENAS Y MALAS NOTICIAS

Lo bueno es que el Estado polaco actuó y fue capaz de defenderse. Lo malo es que esto no es el final de las provocaciones rusas.
Han ocurrido cosas sin precedentes. Por primera vez en la historia, se ha producido un enfrentamiento entre Rusia y la OTAN en territorio europeo. Por primera vez, hemos sido testigos de una incursión masiva de drones rusos en el espacio aéreo de la OTAN y, por primera vez, la aviación de la Alianza ha respondido a esta provocación con fuego.
La escalada por parte de Rusia, aunque todavía nos encontramos en una fase de guerra híbrida, se ha convertido en un hecho. Es un momento histórico y, a partir de hoy, nuestras vidas sin duda comenzarán a cambiar rápidamente. La amenaza rusa, real desde hace años, se ha vuelto tangible, basta con ver las casas dañadas en Lublin.
La traición de la tesis de que la lucha de los ucranianos que se defienden de la invasión rusa «no es nuestra guerra» se ha hecho evidente. Polonia, como Estado y como sociedad, se enfrenta a una gran prueba que decidirá nuestro futuro. Nunca antes nos habíamos enfrentado a un reto de seguridad como este desde 1989.
Está claro que esta no ha sido la última incursión de drones rusos. Nos esperan nuevas provocaciones.
 
Por ahora, el Estado ha superado la prueba. Nuestras fuerzas armadas, con el apoyo de nuestros aliados (sabemos que aviones de combate holandeses participaron en la operación), han repelido la amenaza. La aviación actuó con precisión y eficacia, utilizando equipos de última generación, incluidos aviones polacos de detección temprana, tal y como cabe esperar de un ejército moderno que constituye el núcleo de las fuerzas de la OTAN en Europa.
 
Leo los titulares de los medios de comunicación extranjeros: el mundo está impresionado por la contundente reacción.
 
El mundo comenta la incursión de drones rusos en Polonia: «Una nueva situación para Polonia y la OTAN».
 
Se ha apaciguado la escandalosa disputa entre el presidente Karol Nawrocki y su entorno, que intentan apropiarse de las competencias del Gobierno del primer ministro Donald Tusk. Es una cuestión de razón de Estado que esta disputa se apague por completo. Está claro que esta no ha sido la última incursión de drones rusos en Polonia. En unos días comenzarán las maniobras ruso-bielorrusas Zapad, en el marco de las cuales nos esperan nuevas provocaciones.
 
Ante esta amenaza, Polonia debe mostrar unidad política, los órganos de poder no pueden librar una guerra encubierta entre sí y los ministros del presidente no pueden socavar públicamente la autoridad de los miembros del Gobierno. La guerra política debilita a Polonia, que se enfrenta a una amenaza de guerra real. Los políticos deben comprenderlo.
 
No es de extrañar que los rusos hayan decidido poner a prueba a la OTAN. Debemos mostrar a Rusia nuestra unidad y fuerza.
 
La escalada rusa también es una señal para la OTAN. La amenaza de Rusia es cada vez mayor, y el flanco oriental de la Alianza necesita apoyo.
 
Mientras tanto, la semana pasada nos enteramos de que la administración de Donald Trump ha recortado la financiación de la ayuda militar a los países del flanco oriental de la OTAN. Los países bálticos, que probablemente serían el primer objetivo de un ataque ruso en caso de guerra, son los que más han sufrido las consecuencias de esta decisión.
 
Aunque recortar la ayuda militar no es lo mismo que retirar a los soldados estadounidenses, es una señal de que Estados Unidos, pilar de la OTAN, está reduciendo sistemáticamente su compromiso en Europa. Rusia lleva meses humillando a Trump, simulando estar dispuesta a negociar el alto el fuego en Ucrania, mientras que en realidad bombardea cada vez con más intensidad al país vecino. Trump no reacciona a las humillaciones diplomáticas, no escucha las peticiones de sus aliados europeos de que deje de tratar con delicadeza a Rusia y apoye a los ucranianos que luchan contra ella.
 
No es de extrañar que, en esta situación, los rusos hayan decidido poner a prueba a la OTAN. Debemos demostrar a Rusia que no permitiremos tales provocaciones. Además de demostrar unidad en Polonia y Europa, es necesario demostrar fuerza.
 
Hasta ahora, cuando Putin jugaba duro, ganaba. Ocupó Crimea y parte del Donbás, interfirió en las elecciones de Estados Unidos y Europa, y desestabilizó Oriente Medio. Occidente siempre ha retrocedido. Si los ucranianos no hubieran detenido a sus tropas cerca de Kiev, en 2022 Occidente habría retrocedido de nuevo. Volodímir Zelenski habría gobernado Ucrania como presidente en el exilio desde Varsovia.
 
Por eso, tras la incursión de drones rusos en Polonia, durante las maniobras Zapad, la OTAN no puede retroceder. La demostración de fuerza y unidad de la Alianza en las fronteras rusas debe ser poderosa y duradera. Los países europeos de la OTAN son capaces de hacerlo incluso sin el apoyo de Estados Unidos.

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Este artículo fue publicado originalmente en Gazeta Wyborcza, con cuya autorización se reproduce aquí. 

En este enlace puede revisar el texto original en polaco. 

*Las opiniones publicadas en el sitio web expresan los puntos de vista de los autores y no siempre reflejan la postura de toda la redacción.

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