TRUMP PIDE QUE LOS MIEMBROS DE LA OTAN ELEVEN SU GASTO EN DEFENSA AL 3%
Por Óscar Ruiz / Escudo Digital (España)
La carrera hacia la europeización de la OTAN y el consecuente aumento del gasto en Defensa continúa de manera frenética, y además del candidato Donald Trump, quien ha manifestado que este debería alcanzar el 3% de su PIB por parte de los países aliados, ya resuenan otras voces empoderadas que empujan en esta misma dirección
Hace tan solo unos días Donald Trump afirmó que los estados miembros de la OTAN deberían gastar al menos el 3% del PIB en defensa, un considerable aumento respecto a la guía del 2% de la alianza (especialmente si miramos países como España…). Pero Trump no ha sido el único en opinar que hay que aumentar el gasto, y también Angus Lapsley, subsecretario General de la OTAN para la política y planificación de defensa, fue preguntado si los miembros de la alianza podían permitirse tal aumento, contestando con un rotundo «Sí» en el foro de seguridad GLOBSEC. Además de esto, dijo que este aumento debe ser un deber y agregó que debido a las amenazas a las que nos enfrentamos hoy día, el gasto tendría que superar ampliamente el 2% para aumentar y mantener unas capacidades creíbles. Y todo esto cuando los países están haciendo un esfuerzo importante para llegar al mencionado 2%, umbral establecido por la Alianza Atlántica y que este año, por primera vez, la mayoría de los miembros de la alianza han alcanzado.
Aun así, el gasto de los 32 miembros de la OTAN sigue siendo bastante desigual, y quitando a Estados Unidos que por su posición de líder mundial siempre ha tenido un presupuesto muy destacado, el resto de los países mantiene diferencias notables entre sí, también acorde a su situación geoestratégica. Como ejemplo tenemos el caso de Polonia y Estonia que con el 4,1% y el 3,4% de sus PIB,s, lideran el gasto en Europa, mientras que España y Portugal solo gastan el 1,6% y el 1,3% respectivamente.
¿QUÉ CONSECUENCIAS TENDRÍA PARA LOS ALIADOS IMPONER UN 3%?
Exigir que todos los países miembros de la OTAN alcancen el 3% del PIB en defensa a medio plazo suena, desde luego, muy bien para los actores involucrados en la seguridad y defensa de un país, pero traería consigo una serie de desafíos también.
Claramente este aumento del gasto fortalecería la capacidad militar de la Alianza, permitiendo a sus miembros modernizar sus fuerzas armadas e invertir en tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y la ciberdefensa. Así no solo elevaría la preparación ante conflictos convencionales y amenazas emergentes, sino que también contribuiría a la disuasión efectiva frente a potencias rivales. Además, al alcanzar niveles similares de inversión, los países de la OTAN reducirían las tensiones sobre la carga financiera, promoviendo una mayor cohesión dentro de la Alianza y evitando disputas internas sobre la contribución de cada miembro.
Sin embargo, el aumento del gasto al 3% también traería muchos inconvenientes. Para economías más pequeñas o con dificultades fiscales, como España o Portugal, implicaría desviar recursos de otras áreas clave, como la sanidad o la educación, lo que podría generar tensiones políticas y sociales de importancia. Además, forzar a todos los miembros a aumentar su gasto podría profundizar las desigualdades económicas dentro de la OTAN, ya que no todos los países tendrían la misma capacidad para implementar este cambio sin afectar gravemente a su economía. El aumento desmedido del gasto en defensa también podría reducir la inversión en otros sectores industriales estratégicos, limitando la diversificación económica de algunos países, como podría ser el caso de España.
Aunque el aumento del gasto en defensa beneficiaría la capacidad operativa de la OTAN, los retos económicos y políticos que implicaría para ciertos países requieren un enfoque cuidadoso para evitar desequilibrios dentro de la Alianza y garantizar la estabilidad económica de sus miembros.
Pero aquí solo se está hablando del aumento del presupuesto en Defensa para las fuerzas armadas, aunque existen otras grandes inversiones que los países están realizando cuyo objetivo es la seguridad nacional, tales como la lucha contra el terrorismo, la defensa marítima y la recopilación de inteligencia, las policías de interior, la seguridad de las redes y las infraestructuras cibernéticas, los dominios civiles, la conciencia situacional, las operaciones multidominio y la resiliencia social.
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