Antonio San José
Un modelo informativo para un nuevo tiempo
Uno de los principales retos a los que se enfrenta la comunicación en este momento es, sin duda, diseñar un modelo de futuro que garantice la sostenibilidad de una actividad imprescindible en el ámbito de las sociedades democráticas que ha estado sometida a un proceso disruptivo convertido, por la fuerza de los hechos, en una amenaza para el conjunto del sector.
En España, como en otros muchos países, se ha producido en un periodo relativamente corto de tiempo lo que bien podría definirse de manera gráfica como “la tormenta perfecta”, evidenciada en una crisis de modelo que ha hecho replantearse toda la estrategia de las empresas de comunicación. La venta de ejemplares en los kioscos se ha derrumbado arrojando cifras altamente preocupantes hasta el punto de cuestionar la propia existencia del papel en un futuro que nadie sabe definir en su alcance, pero se trata de algo que está ahí y que, lamentablemente, ha convertido a los periódicos, en un objeto ajeno a los usos y costumbres de las nuevas generaciones.
Si a esto unimos los elevados gastos de impresión y distribución de ejemplares y la dramática disminución de las inserciones publicitarias en los diarios, nos encontramos en una posición de incertidumbre que está exigiendo un replanteamiento del sector prensa para poder sobrevivir con garantías y continuar cumpliendo su insustituible labor para la ciudadanía.
La televisión sufre una multifragmentación de las audiencias por mor del florecimiento de plataformas de pago que, a pesar de los problemas que evidencian, han conseguido desviar hacia los contenidos que ofrecen el interés de capas cada vez más amplias de usuarios. Netflix, HBO, Disney +, Amazon Prime Video, Apple TV o Filmin (en España), han sustituido en el ocio audiovisual a las cadenas tradicionales que se nutren de públicos de mayor edad acostumbrados a los contenidos tradicionales. Las altas inversiones en producciones cinematográficas y series han logrado poner de moda una forma de consumo televisivo en el que el espectador es el propio responsable de la programación, eligiendo en cada momento qué quiere ver y cuándo lo quiere consumir.
La radio es el medio que en España mejor sobrevive a la crisis general. Lo razonable y asumible de sus costes de producción y el gran arraigo que tiene en el país, lo ha convertido en el mayor conformador de la opinión pública y el de más influencia en la sociedad. Los programas informativos de la mañana son el altavoz donde se comentan las cuestiones más destacadas del día a día y los comunicadores de cada una de las grandes cadenas: SER, COPE y Onda Cero, marcan tendencia a la hora de expresar sus opiniones que son auténticos editoriales de difusión masiva, especialmente en las horas del “prime time” radiofónico, de 7.00 a 10.00 de la mañana.
Con todo, el medio radiofónico se ha visto afectado por el fenómeno imparable de los podcasts, hasta el punto de que todas las cadenas han destinado recursos y talento para desarrollar esta nueva vía de comunicación con sus oyentes que es una forma diferente de escuchar los contenidos sonoros.
Para terminar, los medios digitales, tanto los nativos como lo denominados “legacy media”, buscan su sitio y su modelo de negocio con los llamados muros de pago después de haber ofrecido los contenidos de manera gratuita durante mucho tiempo. Una circunstancia que juega en su contra en un ámbito donde hay muchas cabeceras de calidad que tienen abiertas sus páginas a los lectores.
Y todo ello, en medio de las tensiones derivadas de la guerra en Ucrania, la inestable situación económica internacional, la incertidumbre que se vive en todos los ámbitos y los peligros de la desinformación derivados de las “fake news” propagadas con oscuros intereses, comerciales o políticos, de fácil viralización por los circuitos de la Red. En medio de este panorama, resulta inexcusable plantearse un nuevo modelo de comunicación más fiable y sostenible, con respeto y presencia constante del medio ambiente, en tiempos muy complicados donde el papel de los medios resulta más necesario que nunca.