JESÚS GONZÁLEZ MATEOS
ZELENSKI TRIUNFA EN GRANADA CON LA NOTABLE AUSENCIA DE TURQUÍA
El invento del presidente Macron para gestionar la sala de espera del espacio europeo que quiere integrarse en la Unión Europea, la llamada Comunidad Política Europa, ha celebrado su tercer encuentro en Granada, con motivo de la presidencia española de la UE. A base de citas, el organismo que aún ni tiene estructura, ni reglas del juego claro, va aclarando su utilidad y también los verdaderos Estados interesados en participar. Es evidente, que los países que se encuentran en proceso negociador para incorporarse al club de los 27 no pueden faltar a una mesa en la que están presentes las instituiciones europeas y los jefes de gobierno de sus Estados miembros. Por eso la ausencia del presidente turco, Erdogan, es un claro gesto de protesta y de realismo, pues, nadie en el seno de la UE cree en la adhesión de Turquía. Por tanto, esta capa de cebolla que rodea a la Unión Europea, con países de los Balcanes, de los fronterizos con Rusia y de los caucásicos, se está constituyendo como una segunda velocidad para compartir diálogos y debates de los principales temas que afectan al Continente.
En un momento en que vivimos una guerra continental, la mera presencia del presidente agredido, el ucraniano Zelenski, obliga a poner el foco en sus peticiones y en la respuesta de la Comunidad. Y si algo ha logrado de nuevo el líder de Ucrania ha sido el apoyo unánime de la Europa que quiere compartir un proyecto de Derecho, libertades y democracia. Una vez más el aislamiento de la Rusia de Putin ha quedado de manifiesto y esta vez, probablemente, de la forma más patente y descarada que las otras dos veces. Eso no quiere decir que la posición sobre el curso de la guerra sea unánime por parte de todos los presentes. No hay duda en la pertenencia de Ucrania a nuestro mundo comunitario, pero respecto a la solución del conflicto cada vez más voces susurran la necesidad de un acuerdo de paz.
La pretendida guinda del pastel de la Conferencia de Granada tenía que ver con la cita entre los líderes de Armenia y Azerbayian, en conflicto bélico por el enclave de Nagorno Karabaj. Propiciar un acuerdo político y pacificar el territorio hubiera puesto en valor la utilidad de estos encuentros y, sobre todo, habría dado un importante puñetazo en la mesa del escenario internacional demostrando la capacidad de la UE de ser protagonista geopolítico. Sin embargo, finalmente, el primer ministro de Azerbayian, Ilham Alyiev, se ausentó y más allá de la intensa actividad diplomática mantenida, la foto del éxito no ha sido posible. Con todo, se ha dado un paso más muy clarificador respecto a lo que puede dar de sí esta Comunidad Política Europea, que va cribando participantes y decantando los temas de diálogo. Más allá de los gestos, el tiempo nos dirá si la idea de Macron beneficia el proyecto de construcción europea. De momento, sobrevive.
Jesús González Mateos, periodista español, es el presidente de EditoRed.
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