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PORTUGAL GIRA UN POCO A LA DERECHA Y MUCHO A LA EXTREMA DERECHA​

RICARDO ALEXANDRE

PORTUGAL GIRA UN POCO A LA DERECHA Y MUCHO A LA EXTREMA DERECHA

La noche ha sido larga para los dos grandes partidos portugueses. Y aún están por llegar los resultados de los votos emitidos por los ciudadanos portugueses que ejercen su deber cívico desde las circunscripciones de emigrantes, lo que permitirá el reparto de los cuatro últimos mandatos parlamentarios (dos en Europa y dos fuera de Europa).

Pero lo cierto es que pronto se supo quién era el ganador. El gran vencedor de esta noche electoral portuguesa llegó en tercer lugar. Fue Chega, un partido populista de derecha radical liderado por André Ventura, en la línea de Santiago Abascal, Marine Le Pen, Milei, Trump o Bolsonaro. Su bancada se cuadruplicó: de 12 a 48 diputados, más de un millón de votos, el 18% del total. La formación ultra clama ahora por ser escuchada por el PSD, el partido de centroderecha que ganó las elecciones por 50.000 votos (incluso sin tener en cuenta los votos de la emigración) bajo el liderazgo de la coalición Alianza Democrática y a cuyo líder, Luís Montenegro, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, le pedirá que forme Gobierno tras obtener el 29% de los votos, menos de un punto porcentual por encima de los socialistas, que dejan el poder tras nueve años y la sustitución de António Costa por Pedro Nuno Santos.

¿QUÉ ESCENARIOS HAY PARA LA GOBERNABILIDAD?

La victoria de AD y Luís Montenegro (79 diputados electos) es frágil, pero el líder del centro-derecha, en su discurso de victoria y respondiendo a las preguntas de los periodistas, asumió que no pactará con el ultraderechista Ventura. Lo que queda es la posibilidad de un acuerdo parlamentario con Iniciativa Liberal (el cuarto partido más votado), pero eso sigue dejando a la coalición ganadora muy lejos de los 116 diputados que garantizan la mayoría parlamentaria.

En la oposición, el Partido Socialista (77 diputados) no aprobará ninguna moción de rechazo, pero también exigirá -como ya ha dicho- que no acepta una moción de confianza, lo que permitirá a Montenegro empezar a gobernar sin necesitar el apoyo del radical Ventura. Pero cuando en otoño se presenten los Presupuestos Generales del Estado para 2025 (o un presupuesto rectificativo este mismo año), la música será diferente. Pero entonces los socialistas tendrán que darse cuenta de si tiene sentido derribar a un Gobierno que solo lleva unos meses en el poder y que dirige un Estado rebosante de liquidez (a través del plan europeo de recuperación y resistencia) y con las cuentas saneadas.

Portugal tiene ahora una extrema derecha fuerte, cuyo crecimiento ha sido alimentado por António Costa, que en los últimos años ha tratado a Chega como el principal partido de la oposición para desacreditar sistemáticamente al que entonces era el segundo mayor partido, el PSD. Ambos ignoraban el capital de crecimiento de Chega entre un electorado olvidado, especialmente en las zonas rurales, cuyas expectativas de una vida mejor no se han visto satisfechas, lugares donde los servicios públicos no funcionan, gente intoxicada de doctrina antisistémica. A ello se suman los jóvenes seducidos por la presencia destacada de Chega en redes sociales como TikTok.

El partido de Ventura, que pasa de un solo diputado a doce en 2022, multiplica ahora por cuatro su presencia. Se teme lo peor. En la política portuguesa hay alboroto: «ha llegado nuestro turno», gritan. Porque la experiencia demuestra que no saben expresarse de otra manera.

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Ricardo Alexandre, periodista portugués, es editor de internacional de la rádio TSF.

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