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LA DECLARACIÓN DE GRANADA ABORDA ‘LAS PRIORIDADES DE LA UE’ PERO EVITA CUALQUIER REFERENCIA AL TEMA MIGRATORIO​

Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España; Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula con der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. / Fuente: Presidencia española

LA DECLARACIÓN DE GRANADA ABORDA ‘LAS PRIORIDADES DE LA UE’ PERO EVITA CUALQUIER REFERENCIA AL TEMA MIGRATORIO

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE aprobaron este 6 de octubre de 2023 la llamada “Declaración de Granada”, un documento marco que pretende impulsar el debate sobre “las prioridades de la Unión para los próximos años”, con especial atención a la próxima Agenda Estratégica y a la futura ampliación, pero en el que se evita cualquier mención a la cuestión migratoria para evitar el veto de Polonia y Hungría.

“El nombre de Granada, y de España, quedarán vinculados para siempre a decisiones trascendentales para el futuro de Europa”, declaró el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo informal, en la que también participaron el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La reunión concluyó con una Declaración de Granada cuyo objetivo, según se lee en el texto, es “marcar el inicio del proceso de definición de las orientaciones políticas generales y las prioridades de la Unión para los próximos años, estableciendo una línea de acción estratégica para dar forma a nuestro futuro común en beneficio de todos”.

Con ese fin, y teniendo en cuenta la anterior Agenda Estratégica de 2019 y las consecuencias de la pandemia y la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, que “han puesto a prueba nuestra resiliencia, poniendo de relieve la necesidad de que la Unión refuerce su soberanía”, los 27 se comprometen, sobre la base de la Brújula Estratégica para la Seguridad y la Defensa, a reforzar su preparación para la defensa y a invertir en capacidades militares mediante el desarrollo de nuestra base tecnológica e industrial.

Asimismo, la Declaración insta a mejorar la resiliencia y la competitividad a largo plazo “asegurándonos de que la UE disponga de todas las herramientas necesarias para garantizar un crecimiento sostenible e integrador y un liderazgo mundial en esta década crucial”, con especial atención a las transiciones ecológica y digital, la eficiencia energética y de los recursos, la circularidad, la descarbonización, la resiliencia ante las catástrofes naturales y la adaptación al cambio climático.

El texto defiende también “un mercado único más cohesionado” e insta a garantizar “el acceso a una energía asequible”, a aumentar la soberanía energética y a reducir “las dependencias externas en otros ámbitos clave en los que la UE necesita desarrollar un nivel suficiente de capacidad para garantizar su bienestar económico y social, como las tecnologías digitales y de cero emisiones netas, los medicamentos y las materias primas esenciales”, entre otras. “Reforzaremos nuestra posición como potencia industrial, tecnológica y comercial, poniendo especial foco en áreas de alto valor añadido en las que ya tenemos una ventaja competitiva o podemos convertirnos en líderes”, continúa.

La ampliación

El otro gran capítulo de la Declaración es la ampliación de la UE, “una inversión geoestratégica en paz, seguridad, estabilidad y prosperidad”. “España se integró en la entonces Comunidad Económica Europea a mediados de los ochenta, ¿cómo vamos a oponernos a que otros países que llevan años llamando a la puerta puedan integrarse en la UE?”, declaró Pedro Sánchez durante la rueda de prensa.

“De cara a la perspectiva de una Unión ampliada, tanto la UE como los futuros Estados miembros deben estar preparados”, advierte la Declaración. Por ello, “los aspirantes a miembros deben intensificar sus esfuerzos de reforma, en particular en el ámbito del Estado de Derecho, en consonancia con la naturaleza basada en el mérito del proceso de adhesión y con la ayuda de la UE”, prosigue.

“Paralelamente, la Unión debe sentar las bases y las reformas internas necesarias”, estableciendo “nuestras ambiciones a largo plazo y las formas de alcanzarlas” y abordando “cuestiones clave relacionadas con nuestras prioridades y políticas, así como con nuestra capacidad de acción”. “El Consejo Europeo proseguirá los debates sobre las futuras prioridades de nuestra Unión en los próximos meses, antes de la adopción de la Agenda Estratégica el próximo año”, concluye la Declaración.

El texto no incluye ninguna fecha para la ampliación, ni siquiera el año 2030, que se había barajado para ello. “La Declaración no pone una fecha y nunca se puso una fecha, y es mejor que no nos fijemos en fechas”, advirtió Charles Michel. “La adhesión se llevará a cabo en función de los méritos de cada uno, y el único objeto de poner fechas es servir de acicate para que los Estados estén preparados”, añadió.

Por su parte, Ursula von der Leyen advirtió de que, en cualquier caso, el proceso de adhesión de los países candidatos se basará “en los méritos” de cada país candidato. “No habrá café para todos ni atajos, se analizarán los avances de cada uno a partir de los criterios de Copenhague”, insistió.

Migración

El texto no incluye ni una sola palabra al tema de la migración, una de las grandes prioridades de la Presidencia española de la UE y solo dos días después de que el Comité de Representantes Permanentes (Coreper) ante la UE decidiera en Bruselas que existe mayoría suficiente para fijar una posición común sobre el Reglamento de Crisis, último escollo para la reanudación de las negociaciones sobre el Pacto sobre Migración y Asilo antes de que concluya la Presidencia española.

De hecho, la referencia a la cuestión migratoria quedó ayer zanjada con una declaración anexa de Charles Michel en la que afirmó que “la migración es un desafío europeo que requiere una respuesta europea”.  “Seguiremos un enfoque integral de la migración que combine una mayor acción exterior, asociaciones integrales mutuamente beneficiosas con los países de origen y tránsito, abordando las causas profundas de la migración, oportunidades para la migración legal, una protección más efectiva de las fronteras exteriores de la UE, una lucha resuelta contra el crimen organizado, la trata y el tráfico de seres humanos, la instrumentalización de la migración como amenaza híbrida, la intensificación de los retornos y los aspectos internos, de conformidad con el derecho internacional, los principios y valores de la UE y la protección de los derechos fundamentales”, concluye el texto.

En un principio, la Declaración de Granada iba a incluir un punto en el que se defendía un “enfoque global” que combinase acuerdos “mutuamente beneficiosos” con los países de origen y de tránsito, el incremento de “oportunidades para la inmigración legal”, una mejora de la protección de las fronteras exteriores y una aceleración de las devoluciones de migrantes irregulares. No obstante, todo se quedó en nada por la oposición de los gobiernos de Hungría y Polonia.

“Soy el primer ministro de la República de Polonia. Soy responsable de la seguridad de Polonia y de sus ciudadanos. Por lo tanto, como político responsable, rechazo oficialmente todo el párrafo de las conclusiones de la cumbre sobre migración”, había escrito el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en su cuenta de X. “No hay ninguna posibilidad de tener ningún tipo de acuerdo sobre migración. Políticamente es imposible: no solo hoy, sino en general, en los próximos años”, declaró el primer ministro húngaro, Viktor Orban.

En todo caso, Michel se mostró relativamente optimista en la rueda de prensa: “Desde hace años no había habido ningún avance y, afortunadamente, dentro de la Presidencia española hemos avanzado algo en las posturas y se ha alcanzado al menos un acuerdo”, declaró, en referencia a la decisión del Coreper.

Por Eduardo González, periodista de The Diplomat in Spain

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