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Association of media editors of the European Union, Latin America and the Caribbean

CÓMO CONSTRUIR UN MODELO DE COMUNICACIÓN SOSTENIBLE

Carmen Santoro

CÓMO CONSTRUIR UN MODELO DE COMUNICACIÓN SOSTENIBLE

Estar presente allí donde se producen los hechos

Hace ahora exactamente un año, la guerra en Ucrania estaba a punto de estallar. Treinta años después del conflicto de los Balcanes, la guerra volvía de nuevo a las puertas de Europa. La opinión pública italiana lo sintió inevitablemente más cerca que otros conflictos en partes más remotas del mundo. Lo que lo hizo aún más cercano y aterrador fue el miedo a los accidentes nucleares en las centrales, repetidamente atacadas, y el temor a una escalada.

¿Cómo contar la historia? ¿Qué imágenes utilizar? Un nuevo reto para el servicio público, después de la pandemia. Una vez más había que informar, ser fiable, autorizado, rápido. Un reto cada vez más complicado en tiempos de redes sociales.

En los primeros días de la guerra, seguí de cerca algunos canales de Telegram. Me despertaba por la mañana con imágenes fuertes y devastadoras. Pero lo que me perturbaba ante aquellas imágenes no era sólo la brutalidad de lo que estaba viendo, sino también la imposibilidad de comprobar su origen y veracidad.

Ver a un hombre atado a un poste y torturado, a otro ahorcado, cadáveres en la calle… ciertamente daba cuenta de la atrocidad de la guerra, pero sin la “marca” de un periodista de confianza, el riesgo de noticias falsas, de “bulos”, era alto. Al igual que el riesgo de que algunas de estas imágenes fueran difundidas en los canales sociales por la propaganda. Lo cierto es que esos documentos audiovisuales, por muy sólidos que fueran, eran intransmisibles e inutilizables.

Obviamente, las emisoras más autorizadas, como la emisora para la que trabajo, no tardaron en percibir la necesidad de cubrir la guerra con corresponsales destacados en diversas partes del territorio. Informar de los horrores desde varios ángulos, sin velos, evitando distorsiones. Y no nos limitamos a informar sobre Ucrania, sino que también documentamos la reacción en Rusia, desde la red pro-Putin hasta la opinión pública que salió a la calle contra la guerra, desafiando la represión y arriesgándose a ser detenida.

Nuestra elección, una vez más, fue estar allí y contar la historia. Y el 7 de marzo de hace un año, la RAI decidió retransmitir todas las ediciones principales desde Lviv, a pesar de las dificultades y los riesgos, para dar una señal de cercanía al pueblo ucraniano. Estar presente allí donde suceden las cosas es un requisito previo para una información sostenible.

No ceder al sensacionalismo

Las dudas sobre la fiabilidad del material que se recibe no son sólo inherentes al conflicto. Hace poco fue detenido en Italia un capo de la mafia que llevaba 30 años huido. Tras su captura, circularon vídeos y documentos de audio con testimonios de personas que dicen haberle conocido y frecuentado, relatando detalles más o menos interesantes. También en este caso cuestionamos la veracidad de los testimonios. Por ejemplo, uno de nuestros corresponsales nos envió, para nuestra consideración, el audio de whatsapp de una mujer que afirmaba haber estado con el jefe durante mucho tiempo, junto con sus amigas. Contó episodios, reuniones, veladas. Un documento que, aunque intrigante, no habría aportado nada a la información. No sólo eso, sino que, al examinarla más de cerca, nos pareció una falsificación.

Si hubiéramos cedido al sensacionalismo difundiendo ese documento sonoro, habríamos engañado a nuestros oyentes. Habríamos traicionado “el pacto de confianza” ofreciéndoles un testimonio cuya autenticidad no habríamos podido probar.

El deber, a veces, de tomar partido

Una situación similar se había producido durante la pandemia. Ciertos médicos daban consejos sobre fármacos y remedios para curar el virus. Y entonces estalló la campaña sobre los riesgos de las vacunas.

En ambos casos optamos por dar espacio sólo a la ciencia. Nuestra línea fue inmediatamente pro-vacunas, porque más allá de algunos riesgos más o menos aceptables, las vacunas eran la única forma de volver a la normalidad. Esto no nos impidió informar sobre casos de muertes sospechosas relacionadas con las vacunas. Porque las noticias nunca deben censurarse, sino contextualizarse y no generalizarse.

Dudas por investigar

Por tanto, la información sostenible debe huir siempre de esas tesis anticientíficas (no a la campaña de vacunación) o conspiranoicas que a menudo abundan en las redes sociales, pero al mismo tiempo no debe borrar las dudas y las preguntas. Por el contrario, especialmente en los programas de investigación, siempre conviene empezar con una pregunta. Y dar respuestas mediante datos fiables y opiniones autorizadas.

La narrativa política

La narración de la política merece un debate aparte. Una cadena pública tiene el deber de dar un espacio adecuado a las distintas partes. Espacios que también están previstos y regulados por las normas de par condicio que tienen en cuenta la representación en el Parlamento.

Lucha contra la infoxicación

En los últimos años, nos hemos visto abrumados por la infoxicación, es decir, el exceso de información con la consiguiente incapacidad para centrarnos en información específica o profundizar en los datos debido al bombardeo continuo.

Un fenómeno atribuible al acceso generalizado al mundo online, los perfiles en redes sociales, las plataformas digitales y el uso de diversos dispositivos digitales. También en este caso, los periodistas de los medios tradicionales hemos tenido que relacionarnos con los medios digitales.

La infoxicación genera desinformación, lo que significa que un individuo en lugar de estar al día sobre un tema, debido a la avalancha de noticias y datos, ya no sabe lo que está pasando. De hecho, la avalancha de noticias, sin herramientas adecuadas para frenarla, crea confusión.

La infoxicación no sólo alimenta las noticias falsas, sino que también es una fuente de estrés provocado por el exceso de datos e información.

Los periodistas estamos llamados a combatir la infoxicación y las fake news, a asumir el escaso tiempo disponible para profundizar en una noticia, teniendo en cuenta la avalancha de datos que pueden llegar sobre un mismo tema en cuestión de segundos a través de la web. Nuestro deber ahora es, por tanto, comprobar las fuentes cada vez con más cuidado, elegir los canales de referencia (agencias de prensa, páginas web institucionales o de asociaciones fiables) a partir de los cuales extrapolar los datos.

Pacto con los lectores/oyentes

Si nuestros lectores y oyentes deben confiar en nosotros, con mayor razón debemos confiar en nuestras fuentes y en los canales de los que extrapolamos la información. La velocidad nunca debe ser sinónimo de aproximación. La primicia siempre es deseable, el sensacionalismo nunca.

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