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​ LA FORMACIÓN COMO CONDICIÓN ESENCIAL PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE LA COMUNICACIÓN

RITA FATIGUSO

LA FORMACIÓN COMO CONDICIÓN ESENCIAL PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE LA COMUNICACIÓN

La democracia es un bien frágil, se la puede conquistar, pero también se la puede perder. Hoy los sistemas democráticos están constantemente sujetos a tensiones que corren el riesgo de transformarlos en oligarquías.

La democracia sólo puede arraigarse en presencia de un sistema electoral con sufragio universal, con ciudadanos interesados en el destino de su país e informados sobre lo que sucede en el mundo político, económico y jurídico.

Este último elemento ha sido garantizado, en los últimos siglos, por los medios de comunicación: primero por los periódicos, luego por la radio y sucesivamente por la televisión, que han animado un espacio público en el que es posible discutir, criticar, proponer las opciones adoptadas por el sistema político.

Esto actualmente ya no es sostenible desde el punto de vista económico y financiero. Además, falta cultura sobre los nuevos medios de comunicación y sobre el impacto en las nuevas generaciones, es decir, se está creando un abismo entre las editoriales de antaño y los nuevos lectores que exige una adecuada formación por parte de quienes los suministran y quienes utilizan la información.

El ecosistema digital se ha impuesto definitivamente y es implanteable sobrevivir sin una estrategia. Para su transformación digital, no basta con que un medio instale equipos y software de última generación o estrene una página web. Esta acción supone ante todo, actitud, decision, compromiso, formación y continuidad por parte de todo el equipo: Los encargados de la gestión, los periodistas y los comerciales. Se debe entender y asumir que las audiencias han cambiado y que el modelo de negocios es otro, sin que esto signifique que necesariamente lo impreso desaparece.

También en Italia, la crisis editorial, inducida por internet y la dificultad de encontrar un modelo de negocio eficaz, amenaza con restringir el espacio colectivo de elaboración, aumentando la distancia entre la verdadera realidad y la gestión del poder.

Incluso en Italia los quioscos que venden periódicos están cerrando, las agencias de noticias y los medios impresos tradicionales están en crisis.

Además, en nuestro país se ha abierto un abismo entre los viejos periodistas garantizados – la casta -, y los nuevos precarios, sin protección, los jinetes de las noticias. Esta precariedad aumenta el riesgo de brindar información no certificada y escrutada a la luz de la necesaria profesionalidad.

En Italia, el contrato colectivo nacional para la categoría no ha sido renovado desde el lejano año 2016. La información básica está cada vez más compuesta por comunicados de prensa oficiales institucionales o de las empresas o de las pocas entidades dotadas de una oficina de prensa adecuada. Sin lugar a dudas que en las mesas de negociaciones no puede faltar la voz de los últimos llegados.

Un amigo ex periodista que ahora es jefe de una importante agencia de comunicación me dijo: “Hemos crecido mucho porque hemos ocupado los espacios que dejan ustedes los periodistas”, agrego, que si no recuperamos esos espacios, nuestro futuro es el mismo que el de los dinosaurios.

A veces lo único que le queda a los informativos televisivos es relanzar material que ya está preparado o circulando. La “Red” es un Lejano Oeste invadido por información cada vez más personalizada gracias a la inteligencia artificial, y no siempre verdaderas, en muchas ocasiones al servicio del marketing corporativo o político.

Una solución obligada radica en la formación de los recién llegados que gira básicamente en torno a las reglas del oficio que siempre han estado vigentes. Aquellas que permiten a cualquier persona que busque noticias tanto en internet como en la calle adquirir herramientas de análisis y decodificación. Para ejercer el deber de información y crítica que caracterizan la labor editorial.

Incluso en Italia, el impacto de Tik Tok es muy fuerte en las nuevas generaciones, mucho más que Twitter o Instagram. La aplicación china más extendida en Occidente es ahora la principal fuente de información para las generaciones más jóvenes que no leen periódicos, no ven televisión, y cada vez utilizan menos Facebook porque requiere demasiado esfuerzo para mantener activas las relaciones. Quienes comunican deben estar adecuadamente formados e informados sobre estos nuevos métodos de comunicación, para continuar garantizando la transparencia. Las empresas tradicionales necesitan tomar nota del cambio y evitar ser completamente desplazadas por estos fenómenos. Actualmente, se han realizado intentos para replicar la fórmula en papel en la web, no han sido suficientes, se necesita mucho más esfuerzo para ponerse al día con los nuevos tiempos. No hay tiempo.

Ser realista, en esta fase de transición, es lo mínimo que se puede hacer y no debemos olvidar que “el proceso de comunicación opera de acuerdo con la estructura, la cultura, la organización y la tecnología de la información de una determinada sociedad” (Castells, 2009. Comunicación y poder. Madrid: Alianza editorial).

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