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BRASIL Y LA BÚSQUEDA POR UN MODELO SOSTENIBLE PARA LA COMUNICACIÓN

Roberto Dias

BRASIL Y LA BÚSQUEDA POR UN MODELO SOSTENIBLE PARA LA COMUNICACIÓN

En las elecciones del 2018, cuando Jair Bolsonaro llegó al poder, el nuevo presidente dijo que quería um mundo en que no existiera el periódico en que trabajo.

Pues bien, lo que ya no existe ahora mismo es su gobierno. Folha de S.Paulo sigue haciendo su trabajo en el debate público brasileño, como lo ha hecho en los últimos 102 anõs.

Pero estos hechos están lejos de contar toda la historia. La verdad es que el ambiente para la comunicación ha empeorado muchísimo desde entonces en Brasil.

Las amenazas al trabajo periodístico suelen ser cada vez más frecuentes. No sólo virtuales, pero igualmente físicas, como se ha notado una vez más en el triste episodio del 8 de enero último, cuando las sedes de los tres Poderes en Brasília fueron invadidas.

La pandemia parece haber creado un fenómeno de fastidio de información. Una investigación del instituto Reuters ha apuntado que Brasil está entre los países en los que más gente se dice cansada de ver las notícias.
Las llamadas fake news han ganado una indiscutible fuerza en el debate público. Mucha gente las cree, punto.

Las reacciones a esa amenaza no sólo han sido poco eficientes como han abierto camino para nuevos problemas. La Justicia brasileña se ha arrollado el poder de decir qué es la verdad y censurar medios de comunicación, con errores evidentes. Aún peor, el nuevo gobierno intenta algo en el mismo camino, por medio de una nueva legislación. El debate de como enfrentar ese problema ha entrado en un terreno muy peligroso con respecto a la libertad de expresión, y eso no suele acabar bien.

Ese es un resúmen del escenario actual. Pesimista, por supuesto. Pero esa profesión guarda motivos de optimismo aun más fuertes que la coyuntura pueda ofrecer. Como dice un antiguo compañero, el periodismo es como las cucarachas: los dos no van a desaparecer ni después de un ataque nuclear.

Esa creencia no está basada en una profesión de fé suelta en el aire, sino en la conclusión evidente que los seres humanos necesitan el periodismo para vivir en una sociedad desarrollada.

Ese es el mensaje que necesitamos hacer llegar a las personas con limpidez y estridencia. Y es importante que quede claro también que el periodismo profesional no es barato y necesita financiarse de manera transparente y digna para que ocupe su papel en una democracia. Vale notar que aquí y allí aparecen medios sostenidos por fondos de actores con intereses muy específicos, no siempre convergentes con el interés público. Además, periodismo es una parte, pequeña, del universo de la comunicación, y muchos no lo entienden.

El periodismo que más contribución pueda dar a la sociedad será el que mantenga su independencia editorial, y para eso la independencia financiera es condición sine qua non. En eso creemos con firmeza. El cambio del modelo basado sobre todo en la publicidad para un modelo que obtiene la mayoría de sus recursos directamente de quien consume el contenido es una realidad en todo el planeta. Eso nos es una novedad para los medios —fue así en el siglo 19— y es buena noticia para el periodismo, por permitirle buscar bases más difusas de financiación, sin que eso signifique, por supuesto, cualquier incapacidad de los medios en impulsar mensajes publicitarios.

Pido permiso para contar un poquito de como se ha pasado esa historia en Folha de S.Paulo. Nosotros fuimos los primeros en Brasil en adoptar el muro de pago poroso, en el 2012. Mucha gente, incluso dentro del periódico, veía la estrategia como una locura. Pues 11 años después, más de 85% de nuestros suscriptores son pagantes del medio digital.

El llamado paywall no es nada sin el respeto a los derechos de propiedad intelectual. Somos muy actuantes en la defensa del contenido que producimos, con muchas victorias en contra de su uso sin contrapartida por agentes públicos, clippings y, como no, plataformas de tecnología.

Hablando de ellas, las discusiones acerca de un modelo sostenible en la relación de las gigantes de IT con los medios han caminado mucho en los últimos años y probablemente seguirán evolucionando hacia un modelo que sea sostenible para todos los actores, y también estable.

Esas conversaciones más y más se mezclarán al debate que agrega los agentes públicos, tanto por la esfera de financiación del periodismo como por el reto de enfrentar a las fake news.

Si incluso algunos de esos agentes públicos, como se diseña ahora en Brasil, no estén al lado claramente de la libertad de expresión y de la prensa libre, nos resultará un esfuerzo aún más grande para explicar la importancia del labor que hacemos. No pasa nada hacer ese esfuerzo. Los ataques tan duros de los últimos años han tenido un efecto positivo en nuestra piel, y, así como las cucarachas, nos sentimos listos para cualquier tipo de batalla en los próximos años.

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