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CONSTRUIR UN NUEVO MODELO DE COMUNICACIÓN SOSTENIBLE

Elides Rojas

CONSTRUIR UN NUEVO MODELO DE COMUNICACIÓN SOSTENIBLE

Hay varios elementos que constituyen la base fundamental de las comunicaciones de siempre. Y suponemos que será igual en los tiempos por venir, con los agregados que se imponen por las nuevas tecnologías y las plataformas que surjan. Haremos un resumen de estos atributos constitutivos que permitirán avanzar hacia modelos sostenibles en la medida que se consoliden los tradicionales conocidos por todos quienes desarrollan sus ámbitos de acción dentro del mundo de la comunicación:

Democracia, credibilidad, pluralidad, veracidad, oportunidad, independencia económica, recursos tecnológicos, ética, equilibrio.

Democracia. Indispensable la existencia de un sistema democrático razonablemente aceptable para que la premisa fundamental de una comunicación libre y sostenible se alcance. Basta corroborar lo que ocurre en regímenes como el venezolano, donde los medios de comunicación prácticamente han desaparecido para verificar que sin una separación de poderes que ofrezca garantías al editor y usuarios frente al poder del Gobierno, no es posible el desarrollo de una genuina comunicación entre emisor y receptor. No podemos dejar de nombrar a Cuba, Nicaragua, Rusia o Corea del Norte como naciones dictatoriales sin libertades para ejercer las comunicaciones de manera adecuada y mucho menos de manera sostenible.

Credibilidad. El crecimiento exponencial de las noticias falsas y rumores de todo tipo, especialmente en las redes sociales y en las plataformas de comunicación en auge y expansión a partir de las nuevas tecnologías y dentro de la gran autopista informativa que es Internet, ha generado una profunda desconfianza en los medios de comunicación, de la cual no escapan tampoco los medios tradicionales. Credibilidad en materia de comunicaciones es condición base para que sea sostenible.

Pluralidad. La polarización que existía en Venezuela, por mencionar un caso actual y presente, dio paso a un casi absoluto monopolio comunicacional de parte del régimen. Es dueño de la mayoría de las plantas de televisión, de las emisoras de radio, de medios impresos diarios o semanarios, múltiples páginas web y tiene presencia muy poderosa en las redes sociales. Con un elemento realmente distorsionador de las mejores prácticas en materia de comunicación: no son plurales. Son medios pensados y desarrollados para estar al servicio del régimen, su propaganda e intereses. Típico de sistemas en los que la democracia es inexistente.

Veracidad. Este atributo, inherente a una comunicación de excelencia y sostenible, si no se cultiva y desarrolla, produce la inevitable desaparición de la influencia clave y decisiva que debe tener todo medio de comunicación. Un medio que miente, manipula y genera falsedades no es un instrumento de futuro. Un medio de comunicación al que no se le crea sencillamente no existe como tal. Es la característica infaltable de los medios que están en poder del chavismo-madurismo en Venezuela. De allí que la ausencia de credibilidad sea casi total. Esto se agrava por la atadura que existe entre gobierno y medios, pues no escapan los medios tradicionales independientes pues están sujetos a las constantes amenazas del régimen: o cierre, expropiación o embargo judicial pueden ser las opciones en caso de incumplimiento del acuerdo obligado de sobrevivencia.

Oportunidad. El temor a ser castigado por el régimen venezolano, lleva a los medios llamados a sí mismo independientes, a no publicar o difundir informaciones en las que está implicado el gobierno y que por su naturaleza lo perjudican. Nos referimos a protestas, manifestaciones, caídas de números económicos, cuestionamientos a la gestión, negociados extraños, casos vinculados al narcotráfico, a redes delictivas de carácter nacional o internacional y hasta informaciones inofensivas, pero que generan temor en las salas de redacción de diarios, televisión y radio. Y no es para menos. La amenaza y la sanción no son cuentos. Forman parte de la realidad del día a día en Venezuela. Hay, sin que cueste reconocerlo, censura y autocensura generalizada.

Independencia económica. La antigua ecuación que permite a los medios de comunicación ser fuertes ante el gobierno o ante cualquier fuerza que pretenda dominarlo, se rompió desde hace muchos años en Venezuela. Un país técnicamente quebrado no tiene posibilidades de ofrecer un ámbito adecuado para que los medios desarrollen su actividad económica con normalidad y, de paso, alcanzar independencia. De allí que ahora la mayoría de los medios que todavía existen están financiados vía subsidios desde el exterior.

Recursos tecnológicos. Indispensables para competir y lograr la sostenibilidad y la trascendencia. En países con economía en eterna recesión y en medio de terrible procesos inflacionarios, este aspecto clave también sufre. En Venezuela el retraso se mide en megas. El país tiene la Internet más lenta del mundo. Ni hablar de logística y equipos.

Ética y equilibrio. Atributos inherentes a la vida misma de los medios, no es posible sostenerlos de manera comprometida en medio de un sistema caracterizado por la persecución y la amenaza. La ética y el equilibrio se doblan para permitir la subsistencia. Impera el ánimo de la sobrevivencia. No hay un norte de futuro. Solo un presente a vida o muerte.

La comunicación sostenible requiere del cumplimiento estricto de elementos constitutivos no maleables. En Venezuela es una misión de imposible cumplimiento.

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