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COMUNICACIÓN SOSTENIBLE, ¿CUÁL ES EL DILEMA?

Rita Vásquez

COMUNICACIÓN SOSTENIBLE, ¿CUÁL ES EL DILEMA?

Con la llegada de la era digital y, en particular, de las redes sociales, es cada vez más complicado captar la atención de las audiencias. Construir un modelo de comunicación sostenible y que, a la vez, sea lo suficientemente atractivo para garantizar la sobrevivencia económica de los medios de comunicación es el gran desafío que hoy se discute en las mesas de trabajo de la mayoría de los medios de comunicación en todo el mundo.

Es que no basta con crear contenidos interesantes. Es imprescindible conocer las audiencias y al lector: saber qué temas son de su interés y sus hábitos, incluso, aquellos de los que no son conscientes. El consumo del contenido editorial debe ser constante, casi una suerte de adicción para el lector. ¿La razón? Con los nuevos modelos de negocios que apuntan al logro del éxito y la sostenibilidad económica es importante convencer a las audiencias de pagar por dicho contenido a través de un modelo de suscripción.

Para lograr estos objetivos, es imperante hacer inversiones considerables en herramientas de inteligencia artificial que produzcan el patrón de comportamiento de las audiencias y así definir –con determinada certeza– qué tipos de contenidos les interesa. En otras palabras, garantizar audiencias.

Una audiencia robusta, diversa y fiel es, sin duda, el primer paso para atraer más publicidad, lograr mayor impacto y relevancia; contar con recursos para contratar periodistas mejor preparados y, consecuentemente, ofrecer contenidos de mayor calidad.

Los principales medios de comunicación del mundo han demostrado que es posible lograr estas metas. Aquel concepto que hasta hace poco era una especie de sacrilegio, ya no es visto de la misma forma. Aquellos que descartaban la idea de pagar por contenidos noticiosos se han dado cuenta del peligro que representa para las democracias que los medios de comunicación, especialmente los independientes, desaparezcan por razones económicas.

En segundo lugar, las audiencias, además de ser cada vez más selectivas en los productos que consumen, también son cada vez más exigentes en la forma en que los quieren recibir. Muchos prefieren el reportaje extenso, abundante en detalles, mientras otros, la versión sucinta, menos compleja, algo semejante a la que se recibe a través de las redes sociales.

Por eso, sin olvidar que también es importante innovar, cumplir las expectativas de las audiencias es fundamental, y para ello es necesario echar mano, no solo las nuevas tecnologías, si no de sistemas que les permita la mejor experiencia como usuario.

A lo largo de estos últimos años se ha intentado de todo para sobrevivir: desde aumentar el precio de los periódicos; la organización de foros y eventos de carácter noticioso, hasta agresivas estrategias para captar suscriptores. Sin embargo, la realidad ha demostrado que, aunque algunas de estas líneas de negocios alternas puedan tener cierto éxito, al final, lo que realmente determina la sostenibilidad económica de un medio es la calidad y la novedad de sus contenidos.

Eso nos lleva, una vez más a los conceptos básicos. Aquellos que visitan nuestras plataformas lo hacen con el ánimo de consumir un contenido veraz, confiable, relevante y de calidad. De lo contario, ¿por qué pagar por algo que se puede conseguir gratuitamente en las redes sociales? Y si las cosas son tan claras, entonces, ¿dónde está el problema? ¿Por qué para algunos medios es tan difícil esta transición? Y más aún, ¿estamos seguros de que este es el camino correcto?

El reto más grande que enfrentamos los medios de comunicación es cómo hacer que nuestro mensaje llegue a cada vez más lectores, que estos, de forma constante, consuman lo que producimos y que les resulte tan necesario como el café matutino. Para algunos, esta tarea es compleja pues requiere de un cambio de “chip”, un cambio de mentalidad que parte desde las salas de redacción y llega hasta los dueños de las corporaciones noticiosas, que, al final, son los que deberán hacer las inversiones que se necesitarán.

Una vez superado este primer escollo, lo siguiente requiere de un continúo ensayo y error. Es que no hay una receta patentada para cada medio ni para cada sociedad. Esto requiere paciencia, voluntad y perseverancia. Y, finalmente, una vez identificada la ruta a seguir, es importante saber escuchar. Con esto me refiero a aquellos que entienden ese nuevo lenguaje derivado del uso de nuevas tecnologías: SEO, UX Design y analitics. O sea, los más jóvenes.

Y esto me lleva a la conclusión. Una comunicación eficaz y sostenible requiere identificar a quién va dirigida, incluso, a quiénes no. Y son, precisamente, estos últimos en los que tendríamos que enfocar nuestros esfuerzos. Para lograrlo, una vez más regresamos a la base del periodismo: contenido, contenido y contenido.

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